Fuera del verde, y antes que de Hernández Hernández ordenara jugar, las cámaras de televisión y los fotógrafos tenían un doble objetivo: los entrenadores de ambos equipos. Gattuso tomó la iniciativa y se dirigió hacia Ancelotti, al que nunca antes se le había visto tan tenso en el saludo inicial con un compañero de gremio, hasta no hace mucho uno de sus mejores amigos. Como ya avisó en la previa, Genaro le ofreció la mano y Carletto non se la negó, pero la cara del entrenador de Madrid lo delataba. Saludo y palmadita en el pecho por puro compromiso, ya otra cosa. Ni una carantoña ni una confidencia ni una ‘buena suerte’. Un ‘ciao’ con desgana que ni siquiera repitió tras la tanda de penaltis. Esa fue la única interacción entre ambos. También en la sala de prensa, donde no hicieron ningún comentario al respecto.

El Madrid jugará su tercera final de la Super Copa de las cuatro ediciones disputadas con este formato a cuatro, pero lo apreciado como jugó: andando. Encuentro sin chispa, con muchos errores no forzados en el pase, mala decisión en los últimos metros y, otra vez, desajustes defensivos: “No tuve tanto trabajo, pero pude ayudar al equipo. No estuvimos finos y tenemos que seguir mejorando. Tenemos que encontrar el gol y no encajar tantos el de Villarreal o como hoy contra el Valencia. Tenemos que ver el partido para ver dónde podemos mejorar, pero creo que en la segunda parte bajamos nuestra presión”, explicó Courtois, el MVP de la semifinal.

Dijo Ancelotti en la previa que no ensayaron las tandas de penales, pero su portero sí que los estudia. Cortés sabía que Cavani los tiraba a la izquierda y que Gayá había tirado sus dos últimos penaltis a la derecha y al centro. Ahí le cazó: “Intentamos averiguar esas pequeñas cosas viendo vídeos, pero los jugadores pueden cambiar sus hábitos, claro. También ha sido muy importante que nosotros hayamos metido nuestros cuatro penaltis”, reflexionó el belga.

La intrahistoria de la tanda no solo tuvo un Thibault como protagonista. Ancelotti estuvo inteligente, eligiendo a Benzema, Modric y Kroos, sus mejores lanzadores, para los tres primeros penaltis. Asensio, que también tiene un buen golpeo, fue el cuarto. La duda era quién había sido elegido para el lanzamiento decisivo, en caso de llegar igualados al último turno: “El quinto lo tenía que lanzar Vinicius (pausa de silencio de un par de segundos), pero mejor que no haya tenido que tirarlo”, dijo Ancelotti antes de esbozar una sonrisa pícara y arquear la ceja

Se puso más serio para hablar del partido, pero con el foco puesto en lo importante, la clasificación: “Es normal no tener un rendimiento superior después de que solo hayan pasado veinte días del final del Mundial. Ha sido un partido sufrido, complicado, pero a este nivel es así. El Valencia ha defendido bien y nos hemos complicado algo con el gol de la segunda parte. Es un error colectivo porque no encimamos al pasador y hay una mala lectura del centro. Es evidente que el equipo no está a la altura y que tenemos que mejorar, pero ha cumplido y estamos en la final y, normalmente, en la final lo hacemos bien”.

El domingo, sea el Barça o sea el Betis, el equipo seguirá debilitado en defensa. En las bajas de Alaba y Tchouaméni, se le unieron ayer las lesiones de Lucas, Camavinga y Militao. En el caso del gallego, tiene imposible juzgar la final por una torcedura en su tobillo derecho. El francés aguanta un grupo en la rodilla y la primera exploración ya con una preocupación moderada. Lo del brasileño es una leve conmoción cerebral y hoy pasará pruebas neurológicas. A esta parte de guerra hay qu’unirle las recientes recuperaciones de Mendy y Carvajal, que ayer fueron suplentes y que las circunstancias les obligarán a ser titulares el domingo, en busca del segundo título de la temporada.