En el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla se realizan hasta ocho operaciones de cáncer de mama al día, el de mayor incidencia en mujeres en 2022, según la Sociedad Española de Oncología Médica. Pero, en este centro, cuenta con los tratamientos se une la investigación científica para aportar luz a los misterios por resolver de esta patología.

Esa luz se busca en los laboratorios donde trabaja el Grupo de Investigación Molecular y Traslacional del hospital, un equipo de 30 profesionales de distintas disciplinas. Como destaca Javier Salvador, director del servicio de oncología del hospital e investigador principal del grupo, lo que hacen en él «parece magia». El objetivo es que estas técnicas sean la avanzadilla de la ciencia oncológica en nuestro país y se traslade directamente a las pacientes: «Es muy gratificante saber que servimos de manera directa en la calidad de vida de los pacientes, aquí sentimos que contribuimos a la sociedad ”, explica María Ángeles Domínguez, una de sus investigadoras.

Pulsa el ‘play’ para descubrir el trabajo del Grupo de Investigación Molecular y Traslacional del Virgen del Rocío de Sevilla. Continúa leyendo para conocer la faceta más personal de sus profesionales

La labor de este equipo transversal empieza en las consultas. En ellas trabajan especialistas como la ginecóloga Lina Alfaro, que atiende a los pacientes y les explica el diagnóstico, donde la patóloga especialista Begoña Vieites, determinará primero si un tumor es peligroso o no. Allí han comprobado cómo el perfil de las pacientes que tratan ha evolucionado hacia personas más jóvenes: «Ahora waitemos a mujeres con 30 años», reconocer. Un cambio que se explica a la vez por el aumento significativo de casos y por la detección precoz. El trabajo continuó en los laboratorios, donde Carolina Castilla coordinó la conservación de las muestras y la biología María Ángeles Domínguez investigó simulaciones de tumores en las que aplicar tratamientos.

Hablamos con ellos no solo para que nos cuenten qué hacen, sino quiénes son: el doctor Salvador también es Javier, el hombre que dirige cortometrajes en su tiempo libre; la coordinadora Castilla es Carolina, a quien desde pequeña ya le apasionaban los microscopios; donde la ginecóloga Alfaro es la mujer a la que todos llaman Lina, que se pone los guantes rosas para practicar kickboxing cuando venta del hospital. Así trabajan y así son estos profesionales.

javier salvador

Jefe de Servicio de Oncología e Investigador Principal

«Vamos a seguir mejorando la supervivencia del cancer»

Javier Salvador ofrece una guía por los pasillos del Servicio de Oncología del hospital, donde trabaja el Grupo de Investigación Molecular y Traslacional. Un paso que va desde las consultas al laboratorio, donde Salvador, con decenas de personas investigando el cáncer de mama, expresa lo básico de esta labor para vislumbrar un futuro donde los tumores no sean un problema: «Vamos a seguir mejorando la supervivencia del cáncer «. Lo dice convencido tras 21 años dedicado a esta enfermedad y saber que la investigación siempre da sus frutos. Como ejemplo, la propia sala de espera de Oncología: «No tiene nada que ver con la que se podía hacer hace 25 años», comentario, en referencia al aspecto de quienes en ella esperan, sobre los que reconoce no saber distinguir con veces entre el paciente y el acompañante debido a la mjoría de los tratamientos, mucho menos invasivos.

Al volver a hablar de supervivencia, Salvador tiene claro que todo pasa por la inversión: “Es una cuestión de dinero. El covid se ha resuelto a una velocidad de vértigo, por ejemplo”. Este oncólogo, que se mueve entre biólogos y científicos, todavía está fascinado por lo que hace en el laboratorio. Escucharle hablar de investigaciones, biopsias o tratamientos es como estar en una película de ciencia ficción: “Encontramos un tumor con múltiples metástasis, le aplicamos un tratamiento y desaparece. ¡Es realmente mágico!”, exclamó.

Menciona el cine a menudo porque es su otra gran pasión: “La magia del cine me encanta. La oncología, a veces, parece magia, es como el cine», dé este aficionado a la dirección de cortometrajes. pacientes. Así lograron ampliar la vida de los que tienen peores diagnósticos, como la metástasis. Después de tanta realidad cruda durante el trabajo , Salvador evade en su afición por contar historias: “Yo hago ficción; demasiado tiempo paso aquí, me gusta hacer lo opusto”.

Begoña Vieites

patólogo especializado en cáncer de mama y ginecológico

«Ser mujer me hace mas facil ponerme en el lugar de la paciente»

El despacho de Begoña Vieites son todas las muestras de tumores, pequeños portaobjetos de cristal morado o azulejos que contienen trazos de tejidos. El cuadro de la luz se completa con un microscopio y otros aparatos médicos repartidos por la sala. En este espacio, señala esta patóloga que lleva 15 años en la profesión, ocurre uno de los momentos clave en el tratamiento del cáncer de mama: «Averiguamos if es tumor o no y si es o no es maligno», explícito. Un proceso que se lleva a cabo centenario de veces al año y que requiere mucha concentración.

Precisamente, la entrevista se interrumpe cuando un tumor de mama directamente desde el quirófano, recien extraído a una paciente, para que Vieites lo analice. El objetivo es conocer su naturaleza para decidir si continuar con la operación o no. Tras palparlo, realiza varios cortes, toma unas muestras y las analiza. Un proceso de unos 15 minutos que proporciona un veredicto: “Carcinoma de 1,8 centímetros. Respeta los márgenes. Pueden terminar la operación y cerrar a la paciente”, ordena.

Vieites habla con orgullo sobre la incidencia que tiene lo que hace en el hospital para que los pacientes reciban el mejor tratamiento posible: «Es decisivo», sentencia. Afirmó que ser mujer influye al abordar su trabajo, «es más fácil ponerse en el lugar de la paciente». Pero hay otro factor importantísimo para dar un correcto análisis de los tumores: «Time is fundamental». Esencial ofrecer un diagnóstico con rapidez para dar a la paciente el mejor tratamiento posible. Cuando sale del hospital, Vieites optó por la deportación para relajarse. “Necesito hacer ejercicio físico al salir de aquí: caminar, ir al gimnasio… Desconectar para poder volver al día siguiente”, confiesa.

carolina castilla

Coordinador técnico del biobanco del hospital

«De pequeña pedía juegos con microscopía»

Carolina Castilla trabaja en un pequeño espacio con poca luz y muchos congeladores. Es coordinadora del biobanco del hospital: «Una institución a caballo entre la asistencia, los proyectos de investigación y los ensayos clínicos», describe. En él se guarda algo más valioso que el dinero: custodia muestras biológicas de pacientes. Algunas llevan más de 25 años congeladas a 80 grados bajo cero. “Les damos una segunda vida para proyectos de investigación y ensayos clínicos”, explicó.

La solidaridad de los pacientes es abrumadora supone allí la base de su trabajo. Sus muchos los que dan su consentimiento para que la ciencia avance. «Normalmente, la gente que ha pasado una fermedad quiere que otras personas no la pasen». Incluso han comenzado a tener problemas de espacio debido a la cantidad de muestras que recibieron. Pese al altruismo de los enfermos, Castilla cree que en España no se apoya lo suficiente la investigación. “Estamos a niveles superiores de otros países de Europa y de Estados Unidos. Nuestro salvamos porque la gente es muy voluntaria”.

Castilla lleva 10 años dedicado al biobanco, uno de los lugares más tranquilos del hospital, en comparación con otros espacios donde todo requiere de mayor rapidez, como los quirófanos. “Me gusta porque el trabajo tiene muchas facetas: documentación, colaboración con los investigadores…”. Hace una década entró en el biobanco y ya no se ve en ningún otro sitio. Le encanta su trabajo, aunque reconoce la «dureza, por la inestabilidad laboral». Asegura que lo de la ciencia en ella es vocacional, por eso acaba de estudiar Biología. Aunque la passion viene de antes: «Desde pequeña me llamó la atención la investigación, siempre pedía los juegos con microscopios», recuerda con una sonrisa.

Mª Ángeles Domínguez

Investigador

«Buscamos una medicina más personalizada»

Cuando conocemos a María Ángeles Domínguez acaba de recibir una muestra para que sea puesta a disposición de su investigación. El objetivo es conocer lo que aun es un misterio. Se especializó en cáncer de mama y estudió durante 10 años en el Instituto de Biomedicina de Sevilla. «Buscamos una medicina más personalizada», dice, registra qué es lo más importante para obtener los mejores resultados posibles para que se mejore tanto la supervivencia como la calidad de vida de los pacientes.

Su trabajo se centra en los organoides, «un órgano que ha sido cultivado en un laboratorio, dentro de un sistema in vitro», explica meentras apunta a la pantalla del ordenador en la que muestra cómo estos tumores responden a los tratamientos que se les aplican . Ese es su objetivo, analizar cómo reaccionan. Esta investigadora cuenta que el tejido se usa para la experimentación con fármacos. Y, en función de los resultados, ya saben a qué tipo de pacientes le va más uno u otro, lo que permite tratarlos de manera más certera.

Su historia con la ciencia y la investigación comenzó en el instituto. Fue su profesora de Biología quien hizo que le picara el gusanillo de la biotecnología y la genética. Sin embargo, lamentó que no todo el mundo tenga suerte de tener estímulo en su educación: «Falta formación en ciencia básica», denuncia. Para olvidarse de los sinsabores de esa falta de reconocimiento, especialmente institucional, disfruta de la música en directo cuando no está en el laboratorio. Esa es su otra gran pasión: «Un buen concierto de un grupo de rock, como Foo Fighters». Solo ese genero musical es el que puede hacer que cambiar los microscopios por riffs guitarra.

Lina Alfaro

Ginecóloga en la Unidad de Mama

«Si estoy cansada, cojo mis guantes rosas y doy unos golpes»

Lina Alfaro es una poco ginecóloga habitual. Cuando no está en su consulta le encanta practicar kickboxing: «Si estoy cansada del trabajo, me pongo mis guantes rosas y doy unos cuantos golpes. Aunque debo tener cuidado con las manos, trabajo con ellas”, bromea. Alfaro es tan apasionada con los puños como con su trabajo en el hospital : » Mil veces que viviera, mille veces que haría esto», asegura. Es una de esas doctoras que no tuvo dudas sobre su vocación. que, sí o sí, quería ser en la vida.

La mañana en la que cuenta esto ha atendido a casi una decena de pacientes. Y la cifra crece cada año, pues ha aumentado la incidencia de casos de cáncer de mama. En 2022 operamos un tumor de 602 mujeres de este. Eso supone que hubo días de hasta cuatro y cinco intervenciones. Por suerte, con un éxito altísimo en la mayoría de los casos. «Las pacientes están contentas por cómo trabajamos y cómo las asistimos». Aunque siempre resulta complicado explicar a los pacientes que tienen cáncer, «lo que intentamos mantener abierta la puerta de la esperanza», destaca.

También informa a los pacientes de la importancia de la investigación. La acogida, dice con alegría, es enorme, la gran mayoría acepta donar sus tejidos y órganos a la ciencia. La passion por su trabajo, en el que lleva ya dos décadas, la ha heredado de su madre que también era médica. Ahora ella le transmite lo mismo a su hija, que está estudiando Medicina. Aunque reconoce que ha anunciado algo: «Es una profesión apasionante, pero esclava, vives pendiente de tus pacientes… pero te hace feliz», concluyó.

Créditos

Coordinación editorial: Francis Pachá y Javier A. Fernández

Escribiendo : manu tomillo

Fotografía: Paco Puentes

Programación: Rodolfo Mata

Diseño : Juan Mayordomo

Coordinando el diseño: Adolfo Domenech

Guía, producción y localización del podcast: manu tomillo

Edición de sonido del podcast: Daniel Gutiérrez

Producción ejecutiva del podcast: Elia Fernández