Aspectos socioeconómicos, cifras e indicadores del cambio climático en Panamá

En la publicación «Panamá, efectos del cambio climático en la agricultura» de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los autores indican que en la primera comunicación nacional sobre cambio climático (PCNCC) de 2001, Panamá adoptó los compromisos de la Conferencia de las Partes (COP 15) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) celebrada en Copenhague en diciembre de 2009.

En esta primera comunicación, el país incorporó el tema del cambio climático global agregándolo a cuatro subproyectos relacionados con el tema. La primera, la caracterización general de Panamá, tomando 1994 como año base; el segundo, el primer inventario nacional de gases de efecto invernadero (PINGEI); el tercero, opciones de mitigación y, finalmente, el cuarto, el proyecto de los resultados del estudio de vulnerabilidad de impactos adversos y medidas de adaptación al cambio climático global.

Los sectores incluidos en esta comunicación, por su exposición a impactos negativos ante el cambio climático, fueron los recursos marino-costeros, la salud humana, los recursos hídricos, la agricultura y los recursos forestales.

El propósito de este documento fue lograr el cumplimiento del compromiso internacional adquirido ante la CMNUCC, y determinar la disponibilidad nacional de información estadística para realizar estudios sobre el tema, utilizando metodologías rigurosas propuestas en el ámbito internacional para que el nivel de contribución pueda ser cuantificado. actividades antropogénicas y procesos naturales relacionados con la emisión y fijación de gases de efecto invernadero (GEI), para la generación de lineamientos que permitan la ejecución de diferentes acciones en el país. Estas directrices incluyen proyectos, programas y estrategias de mitigación del cambio climático global.

Los sectores socioeconómicos incluidos en el primer inventario nacional de gases de efecto invernadero (PINGEI) fueron: energía, procesos industriales, uso de solventes, agricultura, cambio de uso de suelo-silvicultura (CUTS) y residuos, mientras que los GEI para las emisiones que se midieron fueron: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (NO2), monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOX) y compuestos volátiles distintos del metano (CVDM).

En el caso de la agricultura y ganadería, las fuentes generadoras de GEI fueron la ganadería doméstica, fermentación entérica y manejo de abonos, cultivo de arroz, quema prescrita de sabanas, quema en el campo de residuos agrícolas y suelos agrícolas.

En este estudio, la CEPAL consideró las regiones del área arrocera de la provincia de Coclé y la región maicera de Azuero en las provincias de Los Santos y Herrera. La primera fue seleccionada por tener áreas mucho más vulnerables a las fluctuaciones del clima para el cultivo del arroz que las áreas bajas de Chiriquí y, por lo tanto, más sensibles a sufrir grandes pérdidas económicas.

La segunda región concentra el 85% de la producción nacional de maíz mecanizado. Los criterios utilizados para la selección de estos territorios fueron la dependencia de los hogares de estas actividades, su fuente de ingresos, así como el apoyo a la cadena productiva de otras tareas, como la industria avícola y porcina.

Los resultados de las simulaciones realizadas sugieren que los nuevos escenarios climáticos producirían eventuales impactos negativos para la producción de arroz en la República de Panamá. Sin embargo, es posible esperar una mayor estabilidad en los rendimientos en condiciones de riego, especialmente si se cambian las fechas de siembra y adaptando las prácticas agronómicas.

En este contexto, es previsible que el clima pueda sufrir modificaciones que afecten el comportamiento productivo del cultivo del arroz, a tal punto que será necesario implementar estrategias de adaptación, las cuales deben considerar un procedimiento estratégico que incluya una transformación productiva basada en tres programas: i) manejo racional de los recursos hídricos; ii) manejo integral de cuencas hidrográficas, y iii) alerta temprana, para que la generación de información, con base en otros resultados y utilizando metodologías alternativas, pueda mostrar una mayor claridad sobre los desafíos que enfrenta el sector y las diferentes estrategias a seguir, especialmente para algunos cultivos básicos de la economía panameña (como maíz, arroz y frijoles).

Pesca artesanal y turismo marino y costero

Adicionalmente, Clemente Beyer, Antonio, Jiménez Hernández, Alejandro y Del Cid Mendoza, Vicente. (2019) en su publicación “Riesgo de cambio climático para la pesca artesanal y el turismo comunitario en el Golfo de Montijo”, agrega que el cambio climático amenaza las actividades pesqueras artesanales y el turismo marino y costero de pequeña escala, poniendo en riesgo a las personas que dependen de estas actividades económicas, particularmente en las regiones en desarrollo, por lo que es necesario adoptar medidas de mitigación para asegurar estos medios de vida y conservar los recursos naturales de los que dependen las poblaciones marinas costeras.

El Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), en colaboración con el Ministerio del Ambiente (MiAmbiente) en su publicación «Estado del arte en cambio climático, agricultura y seguridad alimentaria en Panamá» (2011) indican que los cambios en los patrones climáticos están cambiando. los períodos de siembra y cosecha.

Además, los aumentos de temperatura favorecen la propagación de plagas y enfermedades en los cultivos, por lo que el cambio climático ha aumentado el riesgo de seguridad alimentaria para el 52% de la población rural de la región que depende de cultivos como el maíz y el frijol, en su mayoría sistemas de secano. y por tanto muy sensible a la variabilidad climática. Las áreas críticas sujetas a procesos de degradación y sequía son el arco seco, Cerro Punta, la región Ngäbe Buglé y la sabana veragüense.

Gestión del riesgo de desastres

Según el Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres 2011-2015 del Sistema Nacional de Protección Civil, el país tiene el 15% de su área total expuesta y el 12,5% de su población total es vulnerable a dos o más amenazas. La ubicación de estas amenazas se puede dividir en cuatro regiones o zonas de amenaza según la presencia e intensidad de terremotos, vientos huracanados, inundaciones y deslizamientos de tierra, siendo estas las regiones de Azuero (sequías, inundaciones, terremotos y vientos huracanados); región occidental (inundaciones, terremotos y vientos huracanados); región metropolitana (inundaciones, vientos huracanados y terremotos); y la región oriental (terremotos e inundaciones).

Estas amenazas se caracterizan por la combinación de lluvias intensas y prolongadas, tormentas, fuertes descargas eléctricas, inundaciones, incendios de masas vegetales, trombas marinas, terremotos, tsunamis y episodios ENSO / El Niño-La Niña y derrames de sustancias peligrosas.

Los escenarios expuestos ponen en riesgo la riqueza natural de Panamá, considerada por el Programa de Naciones Unidas como una de las más exuberantes y ricas del planeta, por lo que lograr la adaptación al cambio climático apoya el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas al 2030 .

Desafíos

El desarrollo sustentable de las poblaciones en el medio rural requiere acciones que garanticen los recursos hídricos y de suelo, para que su vulnerabilidad a los efectos del cambio climático –como sequías e inundaciones– sea mitigada y el sector agrícola y forestal fortalecido por el cambio climático, garantizando así su seguridad alimentaria y la salud pública y ambiental de sus habitantes.

«El desarrollo sostenible de las poblaciones en las zonas rurales requiere acciones que garanticen los recursos hídricos y de suelo, de modo que se pueda mitigar su vulnerabilidad a los efectos del cambio climático, como sequías e inundaciones»