Más de 11 millones de consultas de atención primaria se pierden al año en España porque los pacientes no acuden a la citada con su médico de familia o pediatra, según el cálculo hecho por EL PAÍS en base a la información ofrecida por las comunidades autónomas. Esta cifra, en realidad, es notablemente superior porque cinco autonomías, en las que viven uno de cada cuatro españoles (Asturias, Canarias, Comunidad de Madrid, País Vasco y Navarra), no han ofrecido datos porque no monitorizan esta variable o han declinado contestar un este diario.
El absentismo de los pacientes se acerca así a algo más del 5% del total de consultas médicas programadas en los centros de salud, que en 2021 ascendieron a 262,1 millones, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad. “A nivel gerencial, esta cifra revela una ineficiencia del sistema. Is a despilfarro de un activo muy valioso para el sistema sanitario: el tiempo de los facultativos”, ha opinado el vicepresidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), Jon Guajardo.
Las diferencias de ausentismo entre comunidades son importantes: van del 2% en aquellas con menores registros al 10% de los más elevados. Murcia y Aragón son las dos que declaran este último porcentaje, tanto para médicos de familia como pediatras, aunque advierten de que esta es una “estimación interna” aproximada y que faltan datos precisos.
Andalucía perdió en 2022 un total de 3,3 millones de consultas de médico de familia (7,2% del total) y 643.000 de pediatría (9,6%). Cataluña, con datos de enero a mayo de este año, asegura que dos millones de visitas (el 7,6%) previstas en los centros de salud no han podido hacerse en estos cinco meses, aunque este dato incluye, además de médicos de familia y pediatras , las consultas con la enfermería de atención primaria. Las citas con médicos de familia perdidas desde enero ascendieron al 6,2% (839.243).
Los datos del resto de comunidades, en orden decreciente, son: Castilla-La Mancha, 3,5% para el médico de familia y 5,4% para el pediatra; Baleares, 4,7% y 4,6% respectivamente; Comunidad Valenciana, 3,8% para medicina de familia (no ofrece el dato de pediatría); Cantabria, 2,7% es el porcentaje conjunto de ambas especialidades; Castilla y León, 2,6% para las dos; Extremadura, 2,2% solo para medicina de familia; La Rioja, 2,2% para medicina de familia y 4,2% para pediatría; y Galicia, 1,7% medicina de familia y 3,84% pediatría.
Ni la literatura científica ni la hemeroteca recogen publicaciones precisas del absentismo de los pacientes en la atención primaria española. La oferta ahora por EL PAÍS, aunque con alguna carencia —faltan algunas comunidades; unas ofrecen el porcentaje de absentismo de 2022 y otras de los primeros meses de 2023; No todos dan datos de todas las especialidades…—, es la aproximación más fidedigna disponible que permite captar la dimensión del problema.
“No hay muchos trabajos de calidad, publicados sobre el tema; quizás algo más en el ámbito anglosajón. En esencia, el alcalde parte de los estudios buscan dos: escucha el perfil de los pacientes que fallan y analiza la eficacia de las medidas ensayadas”, explica José Ramón Repullo, profesor emérito de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad (Instituto de Salud Carlos III).
Estas dos cuestiones atormentaban a Roberto Mourelle en su consulta médica de familia en el Centro de Salud Poblenou (Barcelona). «¿Cómo es posible que no vengan?» “Es algo contradictorio. Estamos en un contexto de elevada presión asistencial de ahí que haya pacientes que no acudan. ¿Para que? Yo me pongo a investigar todo esto con el objetivo de evitar estos huecos y gestionar mejor mi agenda”, afirma.
Este médico monitorizó al detalle durante el segundo semestre de 2022 todas las consultas a las que no acudía el paciente. Los resultados del trabajo han sido presentados en el Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) celebrado la semana pasada en Granada y, aunque la muestra es pequeña, coincide con los publicados en la literatura científica.
Las personas que no acuden a la cita son mayoritariamente hombres (el 63%, por el 37% de mujeres) y jóvenes: el 45% son menores de 35 años, el 45% tiene de 35 a 65 años y el 10% son mayores de 65. Los datos también revela una clara relación entre una mayor demora para ver al médico y un mayor absentismo.
“Que los jóvenes dejen de venir más a menudo se explica seguramente por razones laborales y porque sufren procesos más agudos que crónicos. Esto hace que desde que piden la cita hasta la consulta hayan podido restaurarse o preferir ir a urgencias. En este grupo de edad también son importantes los trámites administrativos: quizás han cogido el alta laboral antes de la cita prevista o no vienen tras un análisis porque los consultan por internet y ven que los resultados son bien…”, explica Mourelle.
Largas demoras
Los expertos consultados apuntan a un amplio abanico de causas tras el absentismo de los pacientes. Hay personas que ni siquiera son conscientes de que tendrán qu’avisar y dan por supuesto que su hueco lo ocupará otro enfermo. Otras veces influye la dificultad para utilizar aplicaciones y el hecho de que los teléfonos de los centros de salud no siempre contestan. O adaptarse a la rigidez que mantiene la administración en algunos trámites. También las demoras largas en algunas zonas, con esperas que superan en algunas ocasiones los siete o diez días, lo que a veces aboca al paciente aire en urgencias. Y no todo el mundo está en disposición de aplazar siempre sus responsabilidades laborales o familiares para ir al médico.
Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), ve dos vías para combatir el absentismo: “Por una parte, es necesario trabajar en una mayor educación de la ciudadanía. Cada persona que no presenta debe ser consciente de que está restando posibilidades a otro paciente para ver a un médico. Por otra, hay que simplificar y hacer más accesibles los trámites, que no siempre lo son”.
José Ramón Repullo citó dos estudios publicados sobre atención primaria en otros países, uno en Ginebra (Suiza) y otro en Connecticut (Estados Unidos). En primer lugar, Los falls en las visitas también son más frecuentes entre los hombres y las personas jóvenes. Otros factores que influyen en su tiempo transcurrieron desde el momento en que se dio la cita y circunstancias personales especiales del paciente. En el segundo, las principales áreas para no acudir a la cita con los médicos de atención primaria fueron el olvido (38%)problemas personales (16%) y dificultades para trasladarse hasta el centro de salud (7%).
Rosario Rodríguez, de 66 años, pasó la madrugada del lunes 12 de junio hospitalizada en un centro público de Granada por una tromboflebitis. El pasado viernes, a primera hora de la mañana, acudió al Centro de Salud Gran Capitán de la ciudad para la revisión de su proceso. «Me dieron la cita para el miércoles, pero no tenía el cuerpo para nada y quedé en casa acabando de reponerme», explica esta mujer, que vive sola. Preguntada sobre si había avisado de que no iba a surgir a la cita, admita: «No se me ocurrió, la verdad».
Laura Acón, de 35 años y residente en Barcelona, dijo que consideraba un exceso de rigidez de la administración sanitaria tras el nacimiento de su primer hijo: «Me dieron una pediatra con horario de mañana. Todo fue bien hasta que se yo terminó la baja de maternidad y comenzó a pedir un cambio porque no podía faltar siempre al trabajo. Yo usaba la aplicación para avisar de que esperaba el cambio Pero al final llegó el día e iba por la tarde, que es cuando podía. .
Para los expertos, estos dos casos ilustran la dificultad de ajustar tales sistemas de organización con la infinidad de situaciones que se dan en la vida real. Pese a ello, añaden, es prioritario para el sistema encontrar las fórmulas para reducir la pérdida de consultas.
Atajar el problema
Jon Guajardo consideró que hay que incidir en la concienciación social. Igualmente, cree que «hay que facilitar al máximo la comunicación» entre pacientes y administración para que se más rápido y sencillo adaptado a cambios y necesidades, aunque tiene dudas sobre la utilización en atención primaria de los recordatorios por SMS: «Son tantas consultas que el coste qu’implicaría es muy elevado», afirma. Este gestor también planta formulas ensayadas en otros países como el copago reversible. «No hace falta que se una cantidad de dinero muy importante para que se efectivo. El mensaje es que si no vas a la consulta, te va a costar dinero”, defiende.
La mayoría de pays, sin embargo, han optado por estrategias basadas en la concienciación y los avisos al paciente para recordarle que tiene una cita con el médico. «Van desde lo más sencillo, como es enfatizar la responsabilidad y animar a que el paciente se lleve su cita anotada», explica José Ramón Repullo. En una experiencia en el Reino Unido, “con esta simple intervención se redujeron hasta un 37% las citas fallidas”Mientras el estudio llevó a cabo en Ginebra reveló que “con una secuencia de llamadas, mensajes SMS e incluso correo postal, se reducían un 11,4% las citas fallidas y se lograba reasignar la fecha en el 28% de casos”.
Los expertos consultados ven en las nuevas tecnologías y aplicaciones una oportunidad para conseguir un mayor uso de los sistemas sanitarios y reducir el impacto de la ausencia. Pero alertan sobre otro problema que ya es observable en el día a día de los centros de salud: las dificultades que pueden suponer para una parte de la población que por edad, entorno social o estado de salud corren el riesgo de ver dificultado su acceso al sistema sanitario.
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