La orca Gladis existe, aunque no hay una, sino 15. La que ha hecho famosa en los últimos días en Internet, dando lugar a todo tipo de memes y publicaciones, por causar destrozos e incluso hundir yates en las costas españolas, es en realidad la que los científicos llaman Gladis blanca, la más adulta del grupo. Pero en esta misma comunidad, hay ejemplares juveniles como Gladis gris, Gladis negra, Gladis peque… Estos animaux muestran desde hace unos tres años un comportamiento muy inusual con los barcos, provocando a veces daños importantes. Los científicos apuntan a diferentes hipótesis para explicar las embestidas de las orcas, sin embargo, no hay ninguna certeza de que Gladis blanca esté enseñando a los ejemplares más jóvenes a golpear a las embarcaciones por un supuesto trauma causado por une chocque en el pasado, como se está dando a escuchar en algunas publicaciones convertidas en virales. En realidad, los investigadores no saben explicar la actitud de estas orcas, que también relacionan con un comportamiento arendido por la curiosidad y por su afición al juego. Esto es lo que la ciencia sabe sobre este particular grupo de cetáceos que, de pronto, triunfan en el Océano de las redes sociales.

La avalancha de las mismas en las redes sociales ha contribuido a amplificar la imagen de la orca como una bola asesina y vengativa, que ataca de forma intencionada para hacer daño a las embarcadiones. Una interpretación bastante alejada de la realidad, según los expertos. la historia de la gladis es reciente, se remonta a mayo de 2020, cuando se documentó la primera interacción de uno de estos cetáceos (Orcino orco) con un barco en el estrecho de Gibraltar. Hubo dos meses de tregua, hasta que las embestidas volvieron en julio del mismo año, para luego reproducirse en la costa portuguesa y, desde mediados de agosto, trasladarse al norte de España, a las costas gallegas. Las orcas siguen el rastro de su supermercado ambulante: los atunes. Desde entonces, los cetáceos no han parado. En 2023, la organización Orca Atlántica detectó hasta 53 interacciones en la zona del Estrecho de Gibraltar: en solo 12 se registraron daños en los barcos y 31 han correspondido a avistamientos. Una cifra mayor que otros años en la misma época, aunque todavía es pronto para sacar conclusiones.

Los animales son sorprendentes. Se acercan al barco sigilosamente, en muchas ocasiones sin que los tripulantes se percaten; lo examine con detalle, con curiosidad, y se sitúe debajo del bote. Empiezan a tocarlo ya golpear el timón con la cabeza para girarlo y lo pueden llegar a romper con un movimiento de palanca. “Saben que así gira la embarcación y que la pueden dirigir”, explica Alberto López, biólogo marino y locutor del grupo Orca Atlántica. A más velocidad y más resistencia por quien controla el timón, más fuerte empujan las orcas. El barco puede quedar a la deriva e incluso naufragar, como ha ocurrido en tres ocasiones.

López explica que decidiremos llamar a Gladis a los tres ejemplares que al principio de todo, en 2020, eran más activos en interacciones. Para diferenciarlos entre ellos, añadieron un apellido y así nacieron Gladis blanca, Gladis gris y Gladis negra. «Se lo pusimos en memoria del nom that Bonaterre dio a la especie en 1789: Orca gladiator». Y el grupo de gladis fue creciendo con Gladis clara, Peque, Albarracín… Gladis Blanca es la única adulta (a partir de los 10 o 12 años), el resto son juveniles o subadultos. Las orcas pueden vivir entre 50 y 80 años. El resto de la población de orcas de la península Ibérica, unos 45 ejemplares, que transitan entre el Estrecho de Gibraltar y las costas gallegas, no muestra gran interés por las embarcaciones.

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¿Qué lleva a estas orcas a reproducir un comportamiento tan inusual y desconcertante? Es la pregunta del millón. “No lo sabemos, porque no hemos identificado a la ballena que golpeó a la primera embarcación”, dijo López. Uno de los plantíos que baraja el grupo Orca Atlántica es la aparición de un comportamiento autoinducido, que inventado y repetido apresuradamente convirtió en rutina. “Pero ese perfil encaja con las juveniles, más imaginativas y proactivas, pero no nos cuadraba con los adultos”, añade.

Ante la duda, añadieron otra hipótesis qu’implicaba que ese individuo adulto había vivido un encuentro traumático con un velero ―sus preferidos― y que intentará parar el velero para no repetir ese momento de angustia que pudo vivir. Descartaron una colisión porque no localizaron ningún ejemplar con heridas de esas características. Los únicos daños que detectaron fueron heridas de las que ocurren las orcas que se alimentan de los atunes pescados en palangre, al cortarse con el sedal del que cuelga el atún. Los túnidos pesan entre 200 y 400 kilos. «La mala experiencia se podría haber producido con un velero con líneas de pesca en la popa y de ahí su fijación con ellos», concreta.

Renaud de Stephanis, Coordinador de la Organización de Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos (CIRCE), apunta tiene un comportamiento relacionado con «el enriquecimiento ambiental y el arendizaje que se transmite de madres a hijas, de crías a crías ya otros familiares, pero dentro del mismo grupo». Cuando se encuentran algo nuevo en el mar, por ejemplo, cuando aparece un pez luna, se interesan por ello y se inventan juegos. «El as gladis hijo cansado gladis y solo hay dos grupos involucrados, porque el comportamiento, de momento, no se ha transmitido a otras familias con las que no tienen lazos tan fuertes. Es como decir, enseño una cultura a mis hijos, pero no a las otras”. CIRCE está colaborando con el Ministerio para la Transición Ecológica en el marcaje de orcas en el estrecho. Con los datos satelitales a mapa de la zona aproximada por donde se están desplazando, que se pone a disposición de los navegantes para minimizar el riesgo de encontrarse con las familias conflictivas en la web del ministerio.

Dentro de las recomendaciones se especifica que, en caso de producirse un encuentro, siempre es preferible navegar a motor qu’a vela, impidiendo parar la embarcación y navegando en línea recta a la mayor velocidad posible hacia aguas menos profundas, hasta que las orcas pierdan e interesado Y, siempre dentro de los límites de seguridad, navegar lo más próximo que se posible a la costa, especialmente en las mediaciones de la ensenada de Barbate, donde hay menos riesgo de encontrarse con grupos de orcas.

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