Este es un escenario confuso pero bastante positivo, incluso si las razones detrás de él no se preguntan por las más esperanzadoras. Influenciados por un invierno excepcionalmente suave y por la ralentización de la actividad en todo el mundo, los precios de la energía muestran un frágil respiro, después de un aumento frenético el año pasado, acelerado por la guerra en Ucrania. Después de saltar a más de 300 euros el megavatio hora (MWh), en agosto de 2022 los precios del gas empezaron a bajar, descendiendo a la mitad desde mediados de diciembre y situándose ahora en torno a los 70 euros el MWh. A raíz de ello, los precios de la electricidad en los mercados mayoristas, en parte impulsados ​​por los precios del gas, cayeron en Francia en diciembre y alcanzaron los 170 euros por MWh a principios de semana, nuevamente lejos del máximo de 700 euros del verano de 2022.

“En noviembre y diciembre, los inversores más bien esperaban precios del gas en torno a los 200 euros por MWh, y nosotros estamos en 70 euros, por lo que es una auténtica sorpresa”, en sustitución de Xavier Timbeau, economista y director del Observatorio Económico Francés (OFCE). Como otros expertos, juzga que se cumplen las condiciones, y en particular que el nivel de existencias se llene en torno al 85%, para que estos precios no se enciendan tanto, al menos hasta el próximo verano, estando condicionada también la continuación por las medidas de ahorro energético y por la disponibilidad del parque nuclear. “Si esperamos 150 días fríos de media, y ya han pasado 50, el riesgo en los próximos meses sigue siendo menor dado que el stock sigue lleno, aunque no haya desaparecido periódicamente”abunda Alric Marc, presidente de la empresa Eficia, especializada en la eficiencia energética de los edificios.

Sostenible o no, esta todavía frágil relajación no debería en ningún caso dejarse sentir inmediatamente en las facturas de los consumidores y de las empresas, que pretenden estar estranguladas por los precios exorbitantes de la energía. En Francia, de hecho, los particulares han optado esencialmente por tener una tarifa regulada de electricidad y gas, cuyo principio es suavizar las fluctuaciones de los precios del mercado mayorista. » Esta tarifa eléctrica regulada se utiliza en una parte de media de los dos años anteriores. A la 1oh febrero de 2023, los precios fijados dependen de cotizaciones pasadas, lo que, para ser rápidos, significa que la caída de precios en los mercados de futuros de hoy en todo caso no se repercutirá hasta 2024”, recuerda Vincent Maillard, cofundador y presidente de Plüm Energie, un proveedor de electricidad.

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