contrahatGPT-3 es una nueva irrupción de la inteligencia artificial (IA) en nuestro día a día, que renueva los miedos ya sentidos en 2016 cuando esta tecnología se volvió muy mediatizada. ¿Ella nos reemplazará? ¿Y esta vez, no para trabajos manuales como temíamos con la irrupción de los robots, sino para tareas intelectuales?

Maestros, abogados, periodistas se sienten amenazados. Pero, ¿no estaríamos cayendo en la trampa de la fascinación por las máquinas, que durante mucho tiempo han sido una extensión de las actividades humanas?

ChatGPT-3 no es autónomo, es un sistema de aprendizaje de prueba y error que los humanos corrigen sobre la marcha. Como tal, ChatGPT-3 no es una visión neutral del mundo. Porque estos humanos son principalmente los diseñadores e ingenieros de OpenAI: inversores de PayPal, LinkedIn y Facebook, como Peter Thiel (también creador de Palantir) o Elon Musk (que no necesita presentación).

Criterios practicados por Gafam

Y para asegurar un comportamiento ético de la máquina, es decir, para integrar resguardos en materia de desinformación o ideologías extremas, han programado la censura en base a sus propios valores, y aplican los criterios practicados por los Gafam (Google, Amazon, Facebook, Apple,Microsoft). Esta tecnología, por lo tanto, encapsula sus estándares y su visión del mundo. Este último es occidental, libertario, progresista y cree que la inteligencia artificial aumentará, incluso reemplazará a la humana.

Asma Mhalla, especialista en cuestiones geopolíticas de la tecnología digital, docente en Sciences Po y en la Ecole polytechnique, subrayó el domingo 5 de febrero en France 5 que esta visión del mundo también es geopolítica. Porque Estados Unidos está inmerso en una lucha de poder con China en todos los niveles, lo que los chinos llaman «competencia estratégica». ». Y la inteligencia artificial está en el centro de esta rivalidad –además, China aspira a convertirse en la primera potencia mundial en este campo–, en particular para sus usos militares.

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Ambas partes están cabeza a cabeza cuando se trata del desarrollo de armas autónomas que incorporan un alto nivel de IA, es decir, que son capaces de tomar decisiones de vida o muerte sin que haya intervención humana. Sam Altman, el jefe de OpenAI, está entusiasmado con la idea de poner su tecnología al servicio de los usos militares y el espionaje que realiza el Pentágono. En particular para contrarrestar a Google, que opera en China… Los dos países están así en el proceso de preparar, gracias ya través de las nuevas tecnologías, las guerras del mañana.

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