Cinco asesinos de la autoestima

Imagínese nuestra autoestima protegida por un sistema de seguridad de alta tecnología donde cualquier intento de robo enviará un mensaje a nuestro teléfono.

El objetivo es no recibir nunca notificaciones.

Para ello debemos entender, comprender y reconocer las posibles entradas por las que los «asesinos de la autoestima» podrían entrar para bloquear el acceso.

Hay una diferencia entre ser atacado por un profesional y dejar la puerta abierta.

Estos son cinco asesinos naturales de la autoestima.

Diga «sí» cuando quiera decir «no»: hay una diferencia entre vivir para servir y vivir para agradar. El primero requiere una alta autoestima, el segundo es el resultado de no tenerla. Debes ser firme cuando algo no te conviene, no estás de acuerdo o no quieres hacerlo.

Critíquese cuando falle: no todo saldrá bien para usted. Ésta es una lección fundamental. La mayoría de las cosas que intente desperdiciarán tiempo, dinero y energía. Pero perder es parte del proceso de ganar. Debes volver al juego para tener otra oportunidad.

No expresar su opinión: esta es una línea muy fina. Hay quienes nunca dicen lo que piensan, como hay otros que quieren imponer sus opiniones a los demás. Ambos extremos reflejan una seguridad personal deficiente. Debes comunicar tus ideas sin menospreciar, desacreditar o hacer quedar mal a los demás. Ese es el desafío.

Nunca te tomes un día libre: amar lo que haces no es excusa para no detenerte. Todo vehículo necesita gasolina. Incluso cuando nuestra mente quiere continuar, nuestro cuerpo necesita recargar sus baterías a través del descanso. No detenerse nunca es la excusa de quienes viven para complacer a los demás.

Descuidar tu cuerpo por dinero: Renunciar a tu salud porque el trabajo no te permite entrenar ni comer bien, es el comienzo de muchas malas decisiones.

La mayoría de las lecciones que la vida quiere enseñarnos están empaquetadas en el trato con nosotros mismos.

Respetarnos nos enseña a respetarnos, cuidarnos nos enseña a cuidarnos, protegernos nos enseña a proteger.

Nuestra vida será el resultado de nuestra autoestima. Por eso debemos mantenerla viva.

Diez hábitos que te harán lucir más inteligente sin tener que decir una sola palabra:

Si me hubieras conocido desde la escuela secundaria, «inteligente» no sería una palabra que usarías para describirme.

Poder graduarme sin repetir ningún año fue mi mayor logro como adolescente. Con los años llegué a comprender que mis calificaciones no eran un reflejo de mi capacidad, hasta el punto de que unos años más tarde terminé mi carrera en la Universidad de Música como el primero de la clase.

Pero en nuestra vida diaria, quienes nos rodean crearán con solo vernos un análisis general de quiénes somos. La percepción, en el ojo que nos mira, se convierte en realidad.

A la persona promedio le encanta juzgar un libro por su portada; Sin haber leído una sola palabra, ya has decidido si te va a gustar o no. Hay quienes cambian de opinión y dan una oportunidad a la lectura, pero este no es el denominador común.

Ni mis padres ni mi novia ni mi perro esperaban mucho de mí. Si hubiera sabido hablar, habría dicho en perfecto lenguaje canino: «Juan, me estás poniendo triste».

Por eso hay personas que se dedican a enseñar sobre lenguaje corporal, estilo y actitud. Entienden que la primera impresión es la única impresión que importa.

Con los años aprendí a jugar al juego de la percepción. Si quisiera que la gente me diera una oportunidad, tendría que guiarlos a abrir el libro.

Estos son 10 hábitos que te harán lucir como alguien más interesante / inteligente, sin tener que decir una sola palabra.

Use su tamaño de ropa actual: un amigo me regañó recientemente por esto. Gané unos 5 kilos, la ropa que antes me quedaba bien, se me quedó apretada. Ahora, mi franela favorita estaba dirigiendo la atención hacia mi vientre y no hacia mí. La ropa demasiado ajustada o demasiado holgada nos hace ver descuidados.

Ponte en forma: Una persona que cuida su cuerpo atrae, impacta y genera respeto instantáneo. Perder esos 5 kilos de más es sin duda la mejor inversión que podemos hacer para convertirnos en imanes de oportunidad.

Mira a la gente a los ojos: no tienes que mirar fijamente durante 60 segundos sin parpadear (eso es matones, ¿eres uno?), Simplemente deja que la persona sienta que está siendo escuchada. De 5 a 10 segundos para los ojos y de 2 a 3 segundos en la parte superior izquierda para pensar en lo que te dicen es una medida de tiempo que puedes probar.

Sea puntual: ¿Cuándo fue la última vez que pensó: «Esta persona es muy inteligente», de alguien que llega tarde a todas partes? Desorganizado, mentiroso, impuntual, son las palabras que usamos para referirnos a este grupo. No seas parte de eso.

Controle su aliento: visite a su dentista, cepíllese los dientes, enjuáguese con frecuencia y mantenga el aerosol cerca de usted en todo momento. Tu respiración viene literalmente antes que tus palabras.

Use perfume: Las personas que huelen bien son mejor recibidas en la sociedad. No hay excusa para oler mal, solo en el gimnasio mientras se queman esos 5 kilos de más.

Di «por favor» y «gracias»: la educación nunca pasará de moda. Las personas inteligentes se conectan con otros seres humanos a través de sus modales.

Corrija su postura: en otras palabras, párese derecho. Una persona con buena postura refleja confianza, actitud y liderazgo. Valores claros en personas que se perciben como inteligentes.

Suelte el teléfono: mientras charla con alguien, deje su dispositivo electrónico a un lado. Es una señal de autocontrol. Una persona inteligente no está dominada por un dispositivo.

Sonrisa: una buena actitud se demuestra con una sonrisa. ¿A quién no le gusta estar cerca de alguien que sonríe? Por otro lado, sonreír te lleva a despreocuparte, a ver la vida desde otra perspectiva y a buscar soluciones donde otros solo ven problemas.

Aprender a controlar la primera impresión es una habilidad que debemos desarrollar con intención. Hemos perdido muchas oportunidades por descuidar la imagen que le estamos presentando al mundo. Sí, sé que quieres ser tú mismo y que no te importa la opinión de terceros, pero esto no da permiso para descuidar lo obvio.

Si quieres que te lean, debes inspirar a la gente a abrir el libro.