Uno de los reveses más loables para un país es el destino de asegurar el desarrollo de la primera infancia. Esta es la principal conclusión del trabajo del premio Nobel de economía James J. Heckman. Sin embargo, a menudo escuchamos argumentos sobre el elevado costo de las services sociaux y los public services que, además, inciden en la idea de que las ayudas a hogares con niños y niñas en situación de vulnerabilidad contribuyen a perpetuar la trampa de la pobreza.

Además de obviar por completo la evidencia científica que muestra, por ejemplo, que las transferencias monetarias a los hogares con niños y niñas mejoran de determinante su desarrollo, estos argumentos contrarios a la inversión social pecan de tramposos y no plantan un escenario alternativo: ¿qué pasaría si fuéramos capaces de erradicar la pobreza en la infancia y qué beneficios tendríamos a nivel individual y colectivo? Desde el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, con las universidades de Alcalá y Pompeu Fabra, hemos hecho este ejercicio. No me andaré con rodeos: la pobreza infantil cuesta a España 63.000 millones de euros al año. Pero empecemos por el principio.

If una cosa tenemos clara es que la pobreza sale cara a las personas que la experimentan, especialmente a los niños y niñas. Disponemos de evidencia más qu’contrada de que la pobreza o la exclusión social en la infancia tienen consecuencias negativas a nivel individual a corto ya largo plazo en el desarrollo cognitivo, el nivel educativo, la situación laboral o el estado de salud de las personas, para nombrar algunos solos. De que form estos costos a nivel individual se traduce en un costo economico para la sociedad era una pregunta mas dificil.

Desde que la Presidencia del Gobierno situó la lucha contra la pobreza infantil como una cuestión de Estado, estamos en mejor situación para responder a esta pregunta. Este objeto también es compartido por la Comisión Europea, que lo ha situado como una prioridad estratégica con la aprobación del Plan de Acción del Pilar Europeo de Derechos Sociales y la Recomendación para la implementación de la Garantía Infantil Europea. En el caso español, la inversión europea se traducirá en más de 1.600 millones de euros para el periodo 2022-2027.

Como decía, por primera vez en nuestro país hemos calculado cuánto nos cuesta la pobreza infantil y la respuesta que hemos obtenido no es desdeñable: de acuerdo con los resultados del estudio que presentamos hoy, si consiguiéramos erradicar la pobreza infantil en España nos ahorraríamos , como mínimo, 63.000 millones de euros por año o, lo que es lo mismo, el Producto Interior Bruto de nuestro país crecería un 5,1%.

Esto es así por el desaprovechamiento del talento y las consecuencias de la pobreza infantil en el logro educativo, que supone una desventaja en el mercado laboral y, como consecuencia, una pérdida de productividad. La pobreza en la infancia también resultó en un empeoramiento del estado de salud en la edad adulta, que tiene como consecuencia tanto un aumento en el costo sanitario, como en el costo asociado a la pérdida de calidad de vida.

Lo que nos muestra este resultado es que reducir la pobreza infantil tiene una justificación no solo en términos de justicia social, sino también desde una perspectiva de costo-beneficio. Conocer el coste de la pobreza infantil contribuye a dimensionar mejor la inversión necesaria para combatirla y, por lo tanto, el retorno económico que podemos esperar si invertimos de forma eficaz. Reducir la pobreza y la desigualdad en la infancia es, en definitiva, política de país. Es desarrollo la cohesión social es sostenible y es eficiente. Actuar es defender los derechos de la infancia, es defender una sociedad justa y es defender una España mejor. Redoblemos nuestros esfuerzos yaciertos combatiendo la pobreza infantil porque vale la pena. Hoy sabemos lo alto que es el coste de no hacer nada.

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