Combinando los aspectos del placer y las finanzas, el vino es una inversión singular que no debería hacer que su cabeza dé vueltas. Cumpliendo un papel de diversificación en un patrimonio, para poder aspirar a ser reportero, esta noble bebida debe conservarse durante varios años. «El lado lúdico y tangible y el hecho de que este activo no cotizado esté desvinculado de los mercados financieros son argumentos que atraen a muchos ahorradores, ya sean neófitos o amantes del vino»reconoce Laure Vasco, responsable de la oferta de Productos y Asociaciones de Cyrus Conseil, que desde hace varios meses ofrece una gama de soluciones en este universo.

No se trata de dejarse llevar por compras y reventas express de botellas con jugosas plusvalías en juego. Ofrecidas en línea, estas tentadoras promesas son engañosas y la resaca está garantizada.

Para acceder a esta ubicación alternativa, hay muchos caminos. Una pista era construir una bodega física. “Al igual que una selección de acciones cotizadas para construir una cartera, la creación de una bodega de inversión debe jugar la diversificación con valores seguros y al alza”, dice Vincent Martins, Director Gerente de Wakerstone, una firma especializada en ingeniería patrimonial.

No se trata de dejarse llevar por compras y reventas express de botellas con jugosas plusvalías en juego. Ofrecidas en línea, estas tentadoras promesas son engañosas y la resaca está garantizada.e calidad, almacenarlos en buenas condiciones para que no se deterioren y luego revenderlos. Conservar las facturas de compra es garantía de trazabilidad y transparencia”, añade este último.

El hecho es que es necesario tener conocimiento y redes para comprar vinos susceptibles de ser valorados. Por eso, desde hace varios años, los operadores online ofrecen mandatos de gestión a modo de cartera de renta variable, con fórmulas «llave en mano» que facturan entre el 3% y el 8%, y que en ocasiones permiten la posibilidad de configurar un ahorro programado.

Botellas desde disponibles 50 euros

Estos profesionales cobran por sus servicios para comprar, almacenar y revender en nombre de sus clientes. Así, los bodegueros online pueden, si así lo desean, no ver nunca el color de sus néctares. “Otros, más amateurs, se hacen llevar a casa unas cuantas botellas para degustar. Se descargan para financiar su consumo personal por las plusvalías resultantes de la reventa de botellas compradas y conservadas”, dice Thomas Hébrard, director fundador de U’wine.

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