Esta vez, los representantes de los docentes unieron las palabras con los hechos y expresaron su disconformidad al ver un fuerte mensaje político. Con las negociaciones salariales llegando a su fin y en vísperas de una gran movilización contra las pensiones, todos los representantes de los sindicatos, incluidos los menos proclives a la política de la silla vacía, partieron el lunes 6 de marzo de la segunda reunión dedicada al “pacto docente”. ”, apenas una hora después de su estreno.

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Este sistema, por el que el gobierno pretende ofrecer a los docentes nuevas asignaciones nominativas, según el proyecto formulado por Emmanuel Macron durante la campaña presidencial de 2022, ha estado en el centro del enfrentamiento entre la Rue de Grenelle y los sindicatos desde el inicio de las negociaciones. , parte del cual también se relaciona con una actualización incondicional. El frente sindical que agrupa a la FSU, la UNSA, la SGEN-CFDT, el Snalc y Sud Education -FO y la CGT ya boicoteaban las reuniones desde enero- fustigó conjuntamente, el lunes, una «un instrumento que de ninguna manera cumple con las expectativas de los colegas y las necesidades de la escuela».

El espíritu del dispositivo presentado el 9 de febrero sigue siendo el mismo, a pesar de la fuerte oposición de los representantes de las organizaciones: desde el inicio del año escolar 2023, los docentes que deseen beneficiarse de la remuneración prevista por el “pacto” deberán llevar realizar misiones adicionales. Algunos de ellos tendrán que ser garantizados » prioridad » : el reemplazo a corto plazo en el segundo grado, y la intervención en la nueva hora de apoyo en 6mi para maestros de escuela.

«La pelota está en la cancha del ministerio»

El lunes se presentaron algunas adaptaciones. Si bien el Ministro de Educación Nacional, Pap Ndiaye, había mencionado inicialmente un volumen de setenta y dos horas anuales para tener derecho a remuneración, el ministerio prevé ahora un pacto “modular”, dividido en tres “secciones”. El «pacto mínimo» consistía en veinticuatro horas «frente a los alumnos» (sustitución, deberes realizados, intervención en 6mi…), pagó 1.250 euros brutos. A continuación, se pueden sumar otras dos «rebanadas» de misiones para llegar al «pacto estándar», de pago de 3.750 euros.

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Sin embargo, las diferencias fundamentales de ninguna manera son superadas por estos ajustes técnicos. Todos los sindicatos rechazan la lógica de «Trabajar más para ganar más» y manteniendo una revalorización «ambicioso y sin compensación para todo el personal». Además «planta de gas» para los establecimientos y el riesgo de agravamiento de las desigualdades entre hombres y mujeres, los sindicatos advierten del punto ciego político de la carga de trabajo.

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