La división interna y las luchas por el control del partido y el millonario subsidio electoral han llevado a la dirección a una división interna que amenaza la fuerza política y la pérdida de adherentes, así como la pérdida de la minúscula preferencia electoral que mantienen.
Han pasado tres décadas desde la invasión estadounidense a Panamá y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), hoy el Partido Popular, el grupo más votado en 1989, atraviesa el momento más dramático de su historia.
De los 27 legisladores en 1989, hoy no tiene ninguno. El cambio de PDC a su actual denominación Partido Popular (PP) fue en 2001. La dirección tomó esa decisión buscando darle un nuevo rostro al grupo político que es el más antiguo y pequeño del país.
El PP es miembro de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) y de la Internacional Demócrata Cristiana, hoy conocida como Internacional Demócrata Central.
Las luchas por el control del partido amenazan la fuerza política, sumadas a la pérdida de adeptos y la simpatía del electorado.
Estas diferencias tuvieron un pico en 2018, cuando una facción buscó aliarse con el PRD para las elecciones de 2019, mientras que otra para mantener la alianza con el Panameñismo, con quien ganó la Presidencia en 2014.
Como ha ocurrido en torneos electorales anteriores, en mayo de 2019, el PP sufrió hasta el final para lograr el 2% de los votos válidos para sobrevivir.
El PP es un partido oficialmente de oposición, pero se ha mantenido en silencio ante la realidad política, social y económica y las constantes acusaciones de corrupción que cuestionan al actual gobierno y a algunos miembros del PRD.
Algunos consideran que el PP sigue indiferente a dejar abiertas las puertas a una futura alianza político-electoral con el PRD, rumbo a las elecciones de 2024.
Persisten los intentos de reestructuración interna. En el último, con el 55,7% de los votos, se eligió a Daniel Brea Clavel como nuevo presidente de la junta directiva del PP, decisión que todavía es cuestionada por algunos y que mantiene viva la llama de la división.
En la directiva están Cirilo Salas, secretario general del grupo; mientras que los vicepresidentes son: Richard Kilborn, Zulphy Santamaría, Carlos Rubio, Jaqueline Hurtado, Luis Castillo y José Pittí.
La presidencia de Brea Clavel busca recuperar la imagen del grupo y llegar con candidato propio a las elecciones generales, dejar de ser un partido bisagra y abandonar el segundo y último puesto. Su mandato al frente de la dirección no duró mucho.
El Tribunal Nacional Ético-Electoral del Partido Popular (PP), decidió expulsar a la presidenta de este grupo, Brea Clavel, tras ser acusada de haber incurrido en presuntas «faltas disciplinarias» en violación del estatuto del partido.
“Es un proceso inventado, porque no hay razón para tal decisión. La esencia del conflicto radica en el recurso proporcionado por el Estado ”(subsidio), afirmó Brea Clavel.
El presidente del PP, que estuvo apartado del cargo, mientras duren las investigaciones, sostiene que el error de firmar un acta le está costando todo el proceso. Brea Clavel, tuvo que firmar en un momento del acta que hizo el Banco Nacional, pero con la confianza de más de 30 años, firmó donde se le instruyó.
“Cometí el error de fichar donde no estaba. El secretario general Cirilo Salas firmó donde el estatuto le prohíbe firmar. Tiene el poder dentro del partido y no hemos podido arreglar su error (…) ”, remarcó Brea Clavel.
El presidente separado del PP advirtió que no firmó el subsidio electoral porque las cuentas no están en orden dentro del grupo. “Soy la piedra en el zapato del secretario general y quiero poner un orden dentro del partido, por eso me quieren sacar”, dice Brea Cavel.
Tras las elecciones generales el PP entró en un letargo que, visto desde fuera, daba la impresión de que todo iba bien. La elección interna del PP sería un momento para iniciar el camino hacia las elecciones de mayo de 2024.
Los conflictos internos se han alineado y funcionan como si pretendieran hacer desaparecer al partido estrella y pasar a las filas de los cadáveres de la política panameña.
Su actual y cuestionado presidente se niega a aceptar que el PP se convierta en el nuevo mártir de la política criolla y dice que “el PP es redimible. Podríamos traer un candidato que quiera a Panamá, al partido, pero no para su bolsillo ”, afirma Brea Clavel, a quien le preocupa que no se haya iniciado un proceso para atraer nuevos adeptos durante estos meses.
El grupo tiene una membresía de más de 20 mil personas, una cifra por debajo de lo que se requiere para la formación.
El Tribunal Electoral tendrá la última palabra en el conflicto y tendrá que decidir el destino de un grupo de panameños que juegan a la política, pero que aparentemente no aplican el máximo de sumar (adherentes y aliados) en lugar de restar.