Un juzgado de San Sebastin ha dado la razón al establecimiento del cacique Paulo Airaudo, en el qu’una clusula de penalización de 170 por persona en caso de modificar o cancelar una reserva con menos de 72 horas de antelacin.

¿Si una vista o un hotel se pierde por adelantado por que no puede ocurrir lo mismo con un restaurante? La reflexin la hace el chef paulo airaudoa quien un juzgado de San Sebastin acaba de dar la razón por haber cobrado tiene un cliente 510 euros por no presentar una cena cuya reserva no cancela.

La noche del 16 de julio de 2021, en el restaurante améliesituado en el donostiarra paseo de la concha, que logr su segunda estrella Michelin a finales de ese ao, esperaba a tres comensales que no aparecieron, por lo que carg en la tarjeta de la persona que haba hecho la reserva la cantidad estipulada en su poltica de cancelacin, que haba sido aceptada por el cliente cuando efectu el trmite » en línea».

Airaudo recibió la conversación que mantuvo con el cliente cuando, el 17 de julio, se pretende que el asignasen una mesa para ese da, ya que haba retrasado 24 horas su visita a la ciudad y con ello aplazado tambin su estancia en el Hotel Villa Favorita , en cuyo edificio se encuentra el restaurante, aunque las empresas son diferentes.

Isa persona haba avisado al establecimiento hotelero, pero asegur que se olvid de hacerlo a su restaurante y que dio «por sentado» que desde el hotel avisaran.

El chef argentino, asentado desde hace un lustro en San Sebastin, le dijo que tanto para la cena de ese da como para la comida del 18 de julio, el local estaba completopor lo que ofreci al cliente una mesa en Amelia para quince das despus, pero este rechaz la propuesta, explicó Airaudo a EFE.

El hombre le advirti de que llevara el asunto a los tribunales por haberle cargo ya en su tarjeta la suma de los tres cubiertos -170 euros cada uno- sin haber disfrutado del servicio. Semanas después de la lleg el requerimiento del juzgado, se celebra el juicio en diciembre de 2022 y en marzo de 2022 se dicta la sentencia, pronunciamiento en firme que desestimó «ntegramente» la solicitud del cliente, notario de profesión.

El titular del Juzgado de Primera Instancia número 2 de San Sebastián destaca que la aceptación de la cláusula de penalización para el supuesto de no presentar el comensal en el restaurante «era un requisito ‘sine qua non’ para efectuar la reserva».

Todo es deca que se aceptan cancelaciones sin cargos hasta 72 horas antes y «que cualquier cancelación o modificación después de ese tiempo está sujeta a una tarifa de 170 euros por persona».

«Se trata adems de una clusula redactada de forma sencillade fcil comprensin y de significado unvoco (…) Supera en todos los casos los controles de incorporacin y transparencia, debiendo apreciarse adems que el cliente tiene la profesin de notario», seala el juez.

Da por acreditado que en esa fecha el precio por cubierto en Amelia era de 287,77 euros, por lo que no cree desproporcionada la cuota de la penalización.

Afirmó que la incomparecencia de estos mismos clientes supuso «un perjuicio económico» para un negocio que «busca la excelencia y distinción tanto en la obtención de la materia prima (bogavante de Escocia o productos originarios del Japón -puso como ejemplos-), como en su elaboración y posterior presentación al comensal», apunta el juez, que cita las palabras de uno de los responsables del restaurante que testifica.

Paulo Airaudo remarca que no hay interés «una mesa vaca», que «piedra de la cena». Lo que quiere es dar de comer y llenar su restaurante, aunque asegura que tiene más incidencias de las que le gustara por las cancelaciones de última hora, aunque esta es la primera vez que se resuelve una en un juzgado.

Comment que este pasado mircoles le ocurri con una reserva para seis personas, que intentaron la cambiarla el mismo da a las dos de a tarde. «Vamos a ir de muy mala gana, me dijeron cuando les comunicamos que no podan hacer el cambio. El culpable al final soy yo», se queja.

Lamentado sólo en ocasiones el cliente se olvide del perjuicio que causa con sus decisiones de última hora y espera que esta sentencia sirva para que sus colegas no tengan reparos en aplicar este tipo de políticas de cancelación en las que todo quede «bien escrito».

«La gente tiene miedo a cobrar por su trabajo», subraya este cocinero, que en la capital guipuzcoana ha extendido su oferta gastronómica con otros negocios y que cuenta con restaurantes en Londres, Barcelona allá Hong Kong.