Cansado de ver dispararse los precios de los alimentos, el gobierno portugués tiró una piedra al charco, a principios de marzo, al denunciar la responsabilidad de las cadenas de distribución. “Respetamos a los operadores comerciales, pero también y mucho los derechos de los consumidores”tronó el ministro de Economía, Antonio Costa Silva, tras anunciar un reforzamiento de las inspecciones en los supermercados, encaminadas a asegurar la legalidad de los aumentos de precios.

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En cuestión: los altísimos márgenes brutos detectados por la Autoridad para la Seguridad Económica y Alimentaria (ASAE), dependiente del Ministerio de Agricultura, que superan cerca del 50% en cebollas y naranjas, y más del 40% en chuletas de cerdo o huevos.

Las brigadas de treinta y ocho, integradas por ochenta inspectores de la ASAE, se encargaron de intensificar sus controles. Ya en 2022 la organización había abierto cincuenta y un procedimientos para «especulación». Si bien los márgenes brutos no incluyen los costos de transporte y distribución, son limitados como excesivos por el gobierno, lo que no descarta la posibilidad de limitarlos. Algunas partes han pedido volver a la ley de 1984, que establecía un límite de margen de beneficio neto del 15%.

«No busques falsos culpables»

Mientras lograba consultar las tarifas eléctricas gracias a la«excepción ibérica», que ha permitido desacoplarlas de las del gas, el Gobierno ha visto saltar el precio de la cesta media de los hogares de 74,90 euros a 96,44 euros en un año. Eso es alrededor de un aumento del 29%. Casi cuatro veces más que la tasa de inflación general (7,8% en 2022).

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La Asociación Portuguesa de Empresas de Distribución no valoró las acusaciones del ejecutivo y recordó los aumentos en los costos de producción, transporte y mano de obra que afectan a toda la cadena. “El sector retail no obtiene ganancias desleales”se defendió, el jueves 16 de marzo, el director financiero del grupo Sonae, dueño de los supermercados Continente, mientras pedía “no buscar falsos culpables”.

Sin embargo, la cadena minorista más grande del país se comprometió a “evitar pasar todos los costos adicionales a los consumidores” en el futuro, reconociendo haber notado una caída en el consumo ligada a la inflación “muy duro para las familias”.