El papa Benedicto XVI ya preparó para su muerte un breve texto, a modo de «testamento espiritual», de que la Sala de Prensa del Vaticano ha difundido en la tarde del día de su muerte, en su versión original en alemán y en traducción al italiano. El post de texto del desaparecido papá emérito tiene un carácter eminentemente personal, incluso en particular a los católicos y en particular a conocidos compatriotas bávaros que siguen «firmes en la fe» y no se dejen «desviar» de ella. En sus últimas palabras, el Papa emérito sostiene que la fe cristiana ha sobrevivido al contraste con la ciencia, muchas de cuyas hipótesis se han vanecido, ya corrientes liberales o marxistas en el campo de la teología que se han «derrumbado». Este es el texto íntegro:


mi testamento espiritual

«Si en esta postrera hora de mi vida reviso los decenios qu’il recorrido, en primer lugar veo muchas razones tengo para estar agradecido. Doy gracias ante todo a Dios mismo, dador de todo bien, que me ha dado la vida y me ha guiándome en varios momentos de confusión, siempre levantándome cada vez que empezaba a resbalar y siempre dándome de nueva la luz de su rostro.

Agradezco put padres, que me dieron la vida en un momento difícil y que, a costa de grandes sacrificios, con su amor prepararon para mí un hogar magnífico que, como una luz clara, ha iluminado todos mis días hasta el día de hoy. La fe lúcida de mi padre nos enseñó a sus hijos a creer, y como indicador siempre ha estado firme en medio de todos mis logros científicos; la profunda devoción y la gran bondad de mi madre son une legado que nunca podrá agradecer lo suficiente. Mi hermana me ha ayudado durante décadas de manera desinteresada y con cariñosa dedicación; mi hermano, con la lucidez de sus juicios, su vigorosa resolución y serenidad de corazón, me ha planeado siempre el camino; sin su continuo precederme y acompañarme no habría podido encontrar el camino correcto.

Agradezco sinceramente a Dios por tantos amigos, hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; por los colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los maestros y alumnos que me ha dado. A todos los confio a su bondad. Y quiero agradecer al Señor por mi hermosa patria en los Prealpes bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor del Creador mismo. Agradezco a la gente de mi patria porque en ellos siempre pudo volver a experimentar la belleza de la fe. Rezo para que nuestra tierra siga siendo una tierra de fe y por favor, queridos compatriotas: no os dejéis desviar de la fe. Y finalmente doy gracias a Dios por toda la belleza que pudo experimentar en todas las etapas de mi camino, especialmente en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria.

A todos aquellos a los que he agraviado de alguna manera, les pido perdón sinceramente.

Lo que antes dije a mis compatriotas, lo digo ahora a todos los que en la Iglesia han sido confiados a mi servicio: ¡permaneced firms en la fe! ¡No os dejéis confundir! A menudo porque la ciencia -las ciencias naturales por un lado y la investigación histórica (en particular la exégesis de la Sagrada Escritura) por el otro- están en disposición de ofrecer resultados irrefutables frente a la católica. He vivido las transformaciones de las ciencias naturales desde tiempos lejanos y pudo ver cómo, por el contrario, se han desvanecido las certezas aparentes contra la fe, resultando no ser ciencia, sino interpretaciones filosóficas solo aparentemente a la ciencia; así como, por otra parte, es en el diálogo con las ciencias naturales como también la fe ha aprendido a comprender mejor el límite del alcance de sus afirmaciones, y por tanto su especificidad.

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Llevo sesenta años acompañando el camino de la teología, especialmente de las ciencias bíblicas, incluyendo la sucesión de distintas generaciones he visto derrumbarse tesis que parecían inquebrantables, resultando ser meras hipótesis: la generación liberal (Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista (Bultmann, etc.), la generación marxista. Il visto y sigo comes cómo la racionalidad de la fe ha emergido y emerge nuevamente de la maraña de hipótesis. Jesus is verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente Su cuerpo.

Finalmente, humildemente pido: rogad por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados y defectos, me acoja en las moradas eternas. A todos los que me han sido confiados, día a día, les dedico de corazón mis plegarias.