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Si se examinan algunos episodios de la conquista del istmo por parte de los españoles, podrían considerarse similares a los que actualmente escandalizan al país o los que en el pasado reciente conmocionaron a la humanidad. Como se sabe en el año 1514, el nuevo gobernador de Castilla del Oro, Pedrarias Dávila, desembarcó en el istmo con 2.000 conquistadores sin otro norte que saciar su sed de oro.

Es increíble, pero los hechos desagradables que surgen de repente en la sociedad encuentran sus curiosos antecedentes en la historia. Si se examinan algunos episodios de la conquista del istmo por parte de los españoles, podrían considerarse similares a los que actualmente escandalizan al país o los que en el pasado reciente conmocionaron a la humanidad.

El dechado pudo hacerlo tras leer el libro Pedrarias Dávila o “La ira de Dios”: una historia olvidada, escrita por la eminente historiadora española M. del Carmen Mena García.

Como se sabe en el año 1514, el nuevo gobernador de Castilla del Oro, Pedrarias Dávila, desembarcó en el istmo con 2.000 conquistadores sin otro norte que saciar su sed de oro.

El gobierno de Pedrarias se distinguió por su crueldad en el trato dado a la población indígena, y también por haber lanzado los más repugnantes crímenes en detrimento de la vida, el honor y la propiedad de los gobernados.

«El gobierno de Pedrarias se distinguió por su crueldad en el trato dado a la población indígena, y también por haber liberado los crímenes más repugnantes en detrimento de la vida, el honor y los bienes de los gobernados»

Las acciones y omisiones de Pedrarias y su pueblo los muestran como precursores de crímenes que hoy afectan el equilibrio social y la paz.

El primer delito contra la propiedad lo cometió Juan de Tavira, almacenista encargado de la vigilancia y distribución de los alimentos traídos de España. Inmediatamente, el tendero organizó un mercado negro y vendió en secreto la comida, ganando grandes sumas de dinero. Este primer acto de corrupción -entregar las llaves del gallinero al zorro- se ha repetido incesantemente en el istmo a lo largo de los últimos siglos. En este caso, el mercado negro cesó porque una mano desconocida prendió fuego a la mercancía.

A continuación, Pedrarias Dávila ordenó o consintió que la población española saqueara las tiendas de alimentos indios, por lo que encontramos en este saqueo el antecedente remoto de todo saqueo colectivo y especialmente del saqueo post-invasión de 1989, con actores de todo el mundo. las capas sociales.

A otro nivel, ya a nivel mundial, el brutal exterminio que llevó a cabo el gobierno nazi alemán contra la población judía y otros se repite de forma similar, pero olvidada, en las ejecuciones masivas que ordenó Pedrarias contra los naturales de Castilla del Oro. La tortura, la trata de esclavos que se peleaba como animales con hurones de hierro al rojo vivo, la extinción de tribus enteras, como las Cuevas, y las violaciones carnales, sólo se comparan con las masacres de Hitler en los campos de concentración. Al respecto, Mena García precisa que «los indígenas fueron torturados para hacerlos hablar y luego asesinados con una crueldad despiadada, ya sea colgándolos de los árboles, despedazando a sus perros o tirándolos de sus caballos».

La decapitación de Hugo Spadafora encuentra su espeluznante doblaje en el golpe de espada que le cortó la cabeza a Vasco Núñez de Balboa, un sacrificio igualmente ordenado presenciado por Pedrarias Dávila.

Junto con Balboa, otros cuatro españoles fueron decapitados. La cabeza de Balboa, «por orden de Pedrarias, permaneció clavada a la picota en la plaza de Acla durante varios días para servir de advertencia a quienes se atrevieran a enfrentarse a Pedrarias Dávila, el Furor Domini como lo llamaba Las Casas». Ese crimen de Pedrarias contra cinco españoles se perfeccionó en el caso de Spadafora, porque la noble cabeza de la víctima panameña sigue siendo un misterio gracias al juramento de perfecto silencio de sus autores.

Lo sensato, además, es que Balboa era yerno de Pedrarias, lo que significa que Saddam Hussein estaba sujeto al síndrome de Pedrarias, cuando también ordenó la ejecución de sus yernos.

En cuanto a los delitos electorales, Pedrarias Dávila intentó adiestrarlos cuando era gobernador de Nicaragua. En 1530 se convocaron elecciones para alcaldes y concejales en la localidad de León, y Pedrarias quiso alterar el proceso eligiendo a amigos y familiares como triunfantes. El pueblo se amotinó e impidió la consumación del primer fraude electoral en Centroamérica, pero el mal ejemplo se ha repetido a lo largo de los siglos, generalmente con éxito e impunidad.

Lo que no tiene precedente es que, cinco siglos después de sus fechorías, a un conquistador tan sanguinario como Pedrarias Dávila se le erigió una estatua en el Centro de Visitantes de Panamá Viejo, con los huesos y cabezas de sus víctimas como pedestal.

Salvo que se diga que las atrocidades cometidas por Pedrarias Dávila han sido borradas porque estableció el sitio donde se debería construir la primera ciudad de Panamá; Es decir, se pretende repetir el argumento que invocan algunos lugartenientes de la dictadura militar panameña al argumentar que sus delitos deben ser perdonados porque constituyen el precio a pagar por obtener la firma de los tratados Torrijos-Carter. Argumento irrespetuoso y cínico.

En verdad, no tengo idea de cuánto tiempo en este país van a desafiar la conciencia histórica de la nación y especialmente la de los indígenas panameños.

Artículo publicado originalmente el 27 de agosto de 2005

EXPEDIENTE
Un ganador en el campo de los ideales de libertad:
Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia
Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé
Muerte: 14 de noviembre de 2008, Ciudad de Panamá
Ocupación: Abogado, periodista, docente y político.
Creencias religiosas: católicas
Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga
Resumen de su trayectoria: En 1947 inicia su vida política como dirigente estudiantil que rechaza el acuerdo de base Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y líder de la Cruzada Nacional Civil. Fue reconocido por sus múltiples defensas criminales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden Manuel Amador Guerrero, el Justo Arosemena y la Orden del Sol del Perú.