Hallan restos humanos en el tren de aterrizaje de un avión estadounidense que salía de Kabul

“La factura bancaria puede ser muy popular, pero también es una espada de Damocles que puede jugar contra el país. […]»

Actualmente hay un proyecto de ley en debate que pone límites a los intereses bancarios. Durante la pandemia, muchas personas se han quejado de cómo han sido tratadas por sus préstamos en el banco local. El argumento más fuerte es que, al tener una pandemia generalizada, en la que fueron suspendidos de sus puestos de trabajo, los bancos no dejaron de cobrar capital e intereses por sus préstamos. El Gobierno llegó a acuerdos con los bancos en los que, aunque no se detuvo el cobro, se suspendió el cobro y se pasó a cartas con posterioridad a la finalización del préstamo. Los bancos alegaron que no podían dejar de cobrar, porque los ahorradores seguían recibiendo sus intereses. Ahora, el tema de los intereses bancarios no ha sido un problema antes de la pandemia. Cada día aumentaba el número de personas que solicitaban préstamos en cualquiera de sus modalidades. Es cierto el malestar existente con el tema de los intereses y el acoso de algunos bancos hacia sus clientes por sus pagos mensuales. Sin embargo, también es cierto que Panamá, por su grado de inversión, tiene tasas de interés más bajas que en la región y mucha gente tiene acceso al crédito. Esa regulación bancaria permite la competencia entre bancos y eso es saludable para los usuarios. La factura bancaria puede ser muy popular, pero también es una espada de Damocles que puede jugar en contra del país, porque puede ayudar a las personas con préstamos vigentes, pero afectar a ese otro que quiere acceder a un préstamo. ¡Simple como eso!