El Pentágono ya había adelantado que existen “amenazas específicas y creíbles” sobre nuevos ataques en Kabul. El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió el jueves que los terroristas “pagarían” por lo que habían hecho.
El equipo de Seguridad Nacional de Estados Unidos advirtió el viernes que es “probable” otro ataque terrorista en la capital afgana, Kabul, en una reunión con el presidente y vicepresidente, Joe Biden y Kamala Harris.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha detallado en un comunicado que el equipo de Seguridad Nacional que las tropas estadounidenses toman “las máximas medidas de protección” en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai ante la nueva amenaza.
Asimismo, trasladaron a los líderes estadounidenses que, a pesar de las amenazas, el ejército estadounidense continúa con las operaciones de evacuación, que han permitido que miles de personas salgan de Kabul en las últimas 24 horas. El Gobierno prioriza la evacuación de ciudadanos estadounidenses.
En este sentido, Biden ha ordenado al secretario de Estado, Antony Blinken, que continúe con los esfuerzos diplomáticos para garantizar que los ciudadanos de terceros países y los afganos en posesión de visas puedan salir del país después de la fecha límite para la retirada de los soldados estadounidenses, este martes.
Por otro lado, los comandantes también han actualizado a Biden y Harris sobre los planes para “definir objetivos” del Estado Islámico de la Provincia de Khorasan (ISKP), el afiliado del grupo yihadista que se ha atribuido la responsabilidad del ataque del jueves, que ha dejado al menos 170 muertos. , incluidos 13 militares estadounidenses y más de 200 heridos.
Así, Biden ha reiterado su aprobación a todo lo que los militares necesiten para realizar operaciones y proteger a los soldados que aún permanecen en el país asiático, dado que “los siguientes días de misión serán los más peligrosos hasta la fecha”.
El Pentágono ya había adelantado que existen “amenazas específicas y creíbles” sobre nuevos ataques en Kabul. El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió el jueves que los terroristas “pagarían” por lo que habían hecho. Unas 100 personas perdieron la vida, incluidos 13 militares estadounidenses, en lo que ya se considera el ataque más mortífero para las tropas estadounidenses en una década.