El pasado diciembre, la presidenta regional madrileña Isabel Díaz Ayuso espetó: «¿Cómo puede ser que un ex vicepresidente del Gobierno haya ahora pujado por ser un simple profesor asociado de la UCM [Universidad Complutense de Madrid]? Porque lo que busca Pablo Iglesias es el próximo rector de la universidad pública más importante de España. Es decir: matar la universidad pública”. En realidad, Iglesias no pudo presentarse a las elecciones celebradas la semana pasada por no ser catedrático, ni podrá en seis años. Entonces podrían postularse los profesores permanentes (cargo que no ha logrado), pero tener que demostrar ―como demande la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU)― “una alta capacidad investigadora, una acreditada trayectoria docente, así como una suficiente experiencia de gestión universitaria en algun cargo unipersonal [vicerrector, gerente o decano]” que no se acumula en seis años. Sin embargo, las palabras de Ayuso han sido difundidas como una evidencia en la campaña.

Tras las elecciones, que ganó el rector Joaquín Goyache con el apoyo del PP, el vicepresidente autonómico Enrique Ossorio se mostró encantado de que la universidad no hubiera caído “en las manos de la izquierda radical” ―que para los populares es sinónimo de Podemos―, encarnada en la figura de Esther del Campo, la decana de la Facultad de Ciencias Políticas que optaba al puesto. Pero, ¿realmente Políticas es el nido del totalitarismo de izquierda que pintan algunos medios?

El centrista Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales y ex diputado de UPyD, sostiene que su facultad no es un bastión de Podemos, que lo fue, pero dejó de serlo “hace seis o siete años, cuando muchos profesores se fueron a cargos institucionales y parteron la capacidad de movilización”. Calduch, director de su departamento entre 2008 y 2012, apunta que no se entiende el auge del partido sin el respaldo del decano Francisco Aldecoa (2002-2010). Hasta que este no dejó el cargo, asegura que no perjudicó invitar a Rosa Díez, la presidenta del partido, que sufrió ese 2010 un escrache en el que participó Iglesias y el cofundador Íñigo Errejón. Desde entonces, afirma, se permitieron los actos, pero también las protestas.

«Olé, olé, olé. Voy a salir en un medio sin que me insulten”. Okupada, en la que, cuenta orgulloso, el decanato no entra desde hace 27 años. accede cuando llega Rodrigo, alumno del doble grado de Derecho y Ciencias Políticas. No hay suciedad, «limpiamos todos los días», explicó el alumno antisistema. Un cartel deja claro que no puede fumar ni beber. : «Más grave me parecía a mí la ‘moqueta’ de Políticas, donde los bolches iban a fumar porros y beber calimocho. #ucm».

“Ver esta facultad como la facultad de Podemos es muy infantil, es no querer ver el pluralismo que hay. En clase media hay chavales de Libertad sin Ira y me llevo muy bien”, explica Rodrigo, progresista y compromiso en causas sociales. La asociación de derechas ha financiado el curso pasado en la facultad y desde el decanato explicando que va a reorganizar el espacio de las asociaciones de estudiantes para hacer hueco. De su presidente ―el anterior ha pasado a ser presidente de Nuevas Generaciones―, el venezolano Diego Yáñez, dice en su web que en la facultad “ha tenido que luchar en contra del totalitarismo ideológico tal y como lo hacía en Venezuela”. Mediante mensaje, Yáñez reconoce a EL PAÍS que en Políticas «hay disparidad ideológica, pero Podemos tiene una fuerte presencia»; pero luego no acceda a hablar con este diario para relatar su experiencia.

Juan Carlos Monedero, profesor de la facultad y ex número tres de Podemos, lo tiene claro: «La universidad no tiene que estar partidizada [sometida a un partido] pero si politicizada, y mas Politicas. El problema es que se partidice, porque eso responde a lógicas más exclusyentes”. Y saca pecho: «Es una facultad plural, viva, de gente que quiere cambiar el mundo, que estuvo muy presente en el 15-M [en 2011]. Ya quisiera cualquier facultad de Políticas del mundo haber generado un proceso como el de Podemos. Si hubiera ocurrido en Yale o Harvard, se estudiaría en todo el mundo”. Pone el ejemplo del fenómeno Jean-Luc Mélenchon, que ya estudiaste en las universidades francesas.

Un aula nueva con medios visuales en la Facultad de Ciencias Políticas de la UCM.jaime villanueva

Ariel Jerez, como Carolina Bescansa, sigue dando clase en la facultad, pero abandonó el partido que ayudó a fundar. Sostiene que hay una «derecha iliberal e incivilizada» que persigue a facultades de Humanidades como la suya en el mundo: «Somos las únicas facultades científicas que mantenemos otro tipo de relatos, de reflexiones de alternativas de la sociedad… Y ellos tienen una mirada de pensamiento único». Y cree que hay una especial «obsesión» de la derecha por la Complutense: «Es la primera empresa pública de Madrid y, por tradición e historia, no deja de ser la universidad presencial más grande de España y el rector tiene un espacio en la esfera pública, por lo menos madrileña”.

Ricardo Alonso, el decano de Derecho, no comparte con Monedero que la universidad se politice. «A quién [en la facultad de Derecho] las personas aprenden a vivir juntas. Cincuenta [50%] aprender un programa y una profesión, cincuenta hacerse una personita democrática. ¿Y cómo se hace? Yo no estoy de acuerdo qu’a través del debate, sino conviviendo. In the cafeteria están todas las ideologías, las etnias… Va de que uno con las rastas se dé cuenta de que no tiene que vomitar por ver a otro con gomina, y viceversa”. Alonso cree que en España «no hay cultura del debate», pero sostiene que hay otras prioridades en la facultad: «Por lo pronto, con que no haya palos, ni botellones de 25.000 personas casi en coma etílico… ¡Es que hay ¡larga vida a la universidad! ¿Debates de altos vuelos? ¿De qué me está hablando? pidió permiso este 8-M―, pero en Políticas sí que ocurren: el disidente Leopoldo López, Pablo Iglesias or Javier Ortega-Smith (en un auto no autorizado) han sido víctimas de escrache de la izquierda radical en estos últimos años.

“En el Aula Okupada se junta todo el mundo, está sin cerradura. La gente estudia, se calienta la comida… Esta tarde tenemos una charla de la Asamblea de Vivienda de Villalba y puede entrar a todo el mundo”, prosigue Kata, que compara su actividad con la de Libertad sin Ira. “El otro día dieron una charla sobre Israel. Vinieron dos policías del Mosad y ocho seguratas y nadie de nosotros se acercó a la charla”, recuerda el anarquista. «En otra que hicieron sobre la leyenda negra de la hispanidad, parecía muy fuerte el blanqueamiento del colonialismo español y debatí con el que daba la charla muy tranquilamente. Pero al PP le da votos sacar Somosaguas [el campus], con las pintadas”, prosigue Kata, que trabaja con niños en una extrascolar de deporte. El decanato quiere acordar con los alumnos un plan para decorar artísticamente el sótano, que ofrece con sus pintadas una imagen muy degradada de la facultad.

Una comida tiene los resultados de las elecciones a rector de los últimos años en Políticas dejan claro que no es un fortín de Podemos; un grupo de profesores en corrillo coincide en que probablemente la ideología mayoritaria mar rodeó al PSOE clásico. En 2015, José Carrillo trabajó para revalidar el cargo de rector en medio de un tenso encontronazo con el presidente regional, Ignacio González, quien amagaba con no dejarle convocar las elecciones si no entregaba el expediente abierto al profesor Monedero. En este escenario, Carrillo tiene que haber arrasado, si la facultad hubiera estado en manos del partido, pero no fue así. En primera vuelta, entre los profesores, ganó Carlos Andradas, próximo al PSOE, con un 48,8% de los votos; seguido por el ex número atrás del ministerio José Ignacio Wert (PP), Federico Morán, con un 23,8%, y Carrillo con un 19,3%. Calduch, diputado meses después de UPyD, obtuvo el 7,9% de los votos. «No hicimos campaña en Políticas, nos sorprendió mucho el gran resultado», recuerda una persona que participó en el equipo de Morán.

Escaleras del edificio de la Facultad de Políticas de la UCM, el pasado miércoles.
Escaleras del edificio de la Facultad de Políticas de la UCM, el pasado miércoles.jaime villanueva

En 2019 tampoco Carrillo salió bien parado. Acordó con Morán aupar a Goyache, pero por un puñado de votos ganó Andradas entre los profesores y su candidato entre los alumnos. El pasado miércoles la facultad se volcó en que ganase la decana Del Campo, pero Goyache ―de nuevo respaldado por Carrillo― revalidó en el cargo. La víspera, el gerente tuvo qu’enviar una circular de madrugada para dementir que el edificio no iba a abrir por una falla; Resultó ser un bulo lanzado por un asesor del Ayuntamiento de Madrid, miembro de Nuevas Generaciones. Las mismas que lideraron Libertad sin Ira y que acordonaron a Ayuso cuando fue condecorada entre insultos alumna ilustre de Ciencias de la Información.

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