“El cierre de la Panamericana debe sancionarse por todos los daños que ocasiona. Continuar con la relajación no es respetar el derecho de nuestra propia sociedad «
Toda persona o grupo de personas tiene derecho a expresarse libremente contra el Gobierno o contra cualquier empresa o institución. Pero, así como se debe respetar su derecho, también se debe respetar el derecho de los demás. Como dijo alguna vez Benito Juárez, allá por 1867: «El respeto a los derechos ajenos es paz». Para alguien que por casualidad cierre el Canal de Panamá, por ejemplo, sería un golpe catastrófico contra la economía del país, contra los empresarios que esperan el contenido del barco que transita por la carretera; del usuario esperando una pieza para poder mover su máquina … Los efectos colaterales de una parada provocada son catastróficos. En el caso de la Carretera Panamericana es similar. Lo triste es que es muy recurrente que un pequeño grupo, para reclamar la atención del Gobierno, lo cierre el día y hora que quiere. Y el Gobierno ha sido muy laxo, porque lo ha permitido, pero es hora de detener esa acción blanda, porque está causando muchos problemas. El último encierro por parte de los indígenas Ngäbe Bugles en el oriente chiricano, una persona que fue trasladada a David debido a una enfermedad que lo aquejaba, murió en ese encierro. ¿Quién responde? No fue el gobierno el que resultó perjudicado; Se fue a una vida, niños que ya no verán a su madre, porque el cierre los privó de llegar al hospital. El cierre de la Panamericana debe sancionarse por todos los daños que ocasione. Continuar con la relajación es no respetar el derecho de nuestra propia sociedad. ¡Simple como eso!