La pandemia, que golpeó con especial fuerza al sector del turismo, ha dado la puntilla a las carreras de turismo y hostelería, pesa sobre el principal motor económico del país. El curso pasado había matriculados 5.800 alumnos menos que en 2015 (de 26.500 a 20.700) en este ámbito ―la mayoría, 18.000, estudian Turismo, pero también se ofrecen grados muy minoritarios como Gestión Hotelera o Dirección Hotelera―. Y la brecha va a crecer más, porque sigue cayendo el número de matriculados en primero.
La tasa de ocupación ―número de plazas ocupadas del total ofrecido en los cuatro años de carrera― en los grados relacionados con este ámbito, según datos del Ministerio de Universidades, fue del 42,2% en el curso 2021-2022, cuando en 2015 quedaron gratis el 20%. Es decir, la caída no es nueva, pero sí muy acentuada. ningún ámbito de conocimiento en España tiene tal brecha; las siguientes ingenierías relacionadas con la agricultura, la ganadería y la pesca ―un 29,4% de plazas desiertas― pesa para sostener un enorme tirón laboral que, además, irá a más por las necesidades del mercado.
La oferta ha mostrado rigidez y poca adaptabilidad a los cambios
“En turismo y alojamiento ha habito un descenso de más de 20 puntos en estos últimos cinco cursos, derivado de un descenso de más del 25% en los matriculados respecto a 2016-2017 y, en cambio, un aumento del 1% en las plazas ofertadas”, se explica en el último informe anual de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, promovida por grandes empresas españolas. “La oferta ha mostrado rigidez y poca adaptabilidad a los cambios acaecidos en las preferencias y demandadas del alumnado potencial universitario, dado que la caída en esta demandada ha producido de manera más acelerada en tiempo de pandemia (caída de los preinscripciones en primera opción del 30 %, si se compara 2021-2022 con 2019-2020), y la oferta no ha podido responder con la suficiente celeridad”, prosigue el texto. De los 46 centros públicos en los que se puede cursar, solo en 10 piden más de un cinco (la nota mínima).
Antonio Guevara, decano de Turismo de la Universidad de Málaga, reconoce la necesidad de cambios: “Estamos en un proceso de modificación del título de Turismo que vamos a refrendar el 3 de febrero en Málaga. Tiene que adaptarse a las nuevas demandas del mercado, porque se han quedado obsoletos en estos 12 años”. Jorge Marichal, presidente de la Confederación Española de Hoteles (CEHAT), coincide con la idea: “Los planos de estudio se tienen que transformar. Es una industria cambiante, que se reinventa todos los días, y los perfiles y las capacidades no son los que se necesitann hace 20 años. Por ejemplo, la digitalización”. Pero especificó: “No solo hay que modernizar los aviones, sino que hay a continuación. Tal y como va la tecnología y el acceso a los temas digitales, hay que ir adaptándose. Se echa de menos la formación dual, que da muchos éxitos en Alemania , en este tipo de carreras profesionalizantes”.
Rubén Arnandis-i-Agramunt, responsable del grado de Turismo de la Universidad de Valencia, es muy crítico: “El problema es que se arrastran planos de estudio de hace décadas. Se piensa en la atención al cliente ―agencies de viaje, recepcionistas, guías turísticos…― y no en todo lo que hay detrás de gestión pública, consultoría o las agencias en línea. No se está dando respuesta”. Por ejemplo, en los apartamentos turísticos desde la pandemia no hay recepción presencial, sino a distancia, y es necesario almacenar y analizar muchos datos para mejorar la atención al cliente.
La Universidad de Valencia tuvo el pasado curso unos alumnos brillantes, con una nota de acceso a Turismo por encima del 8, y aun así no llenaron todas las plazas. Su responsable piensa que su mayor “éxito” radica en que sus estudios están reconocidos por la Organización Mundial del Turismo (OMT). Además, Valencia es una ciudad muy atractiva y el grado cuenta con una especialidad de turismo urbano que tiene tirón.
Alumnos de tercero y cuarto pasaron “miedo” Durante lo peor de la pandemia de no encontrar luego empleo
El congreso de decanos de Turismo, en el que están representadas 42 universidades, nació el pasado año, cuando tocó fondo, y tiene mucho trabajo por delante. “Se han creado tres comisiones en la conferencia: una que está modificado el título y adaptándolo a las necesidades actuales, otra que está diseñando el catálogo de perfiles laborales y una comisión de comunicación para que se conozca la profesión”, enumera Guevara, que ve en el catálogo un problema de peso que disuade a los potenciales estudiantes: “Se da información falsa. Hay un informante de la Airef [Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal de España] en el que se afirma que los alumnos que salen de Turismo no encuentran trabajo de su cualificación. Pero en realidad, lo que ocurre es que no están en sus categorías profesionales”. Las de Formación Profesional existen, pero no las de los graduados.
Guevara pone un ejemplo: “Un director de devuelto de un hotel [encargado de optimizar el negocio] está dado de alta como auxiliar administrativo. En Formación Profesional solo están las categorías de hostería ―cocinero, camero, jefe de sala…―, pero no de turismo”. Así, la conferencia está en conversación con el Ministerio del Trabajo y con la Mesa de Turismo para que se distingan categorías. “En un hôtel tenemos el recepcionista, el jefe de recepción y el director, y el resto de puestos pueden estar afiliados a la Seguridad Social en otro epígrafe”.
Marichal, de CEHAT, confirmó la necesidad de títulos: “A principios de la temporada turística del verano de 2022 se vio la necesidad de contar con gente formada en el sector hotelero. Pero es un problema de todos los sectores profesionales en España, no solo “El nuestro. En la construcción también se están escuchando cosas en este sentido”. % del total), la mayoría de puestos poco calificados.
Guevara, que es también presidente de la conferencia de decanos, sostiene ―como el informe de la Fundación CYD― que el parón por la covid ha hecho mella: “Con la pandemia hay gente que ha visto cómo el sector turístico se viene abajo y le para desalentar. Y eso unido a la sobreoferta que existe…”. Arnandis-i-Agramunt recuerda cómo sus alumnos de tercero y cuarto pasaron “miedo” Durante lo peor de la pandemia de no encontrar luego empleo. Non ha sido así.
La primera escuela de negocios se abrió en 1957 en Madrid y hasta 1997 los estudios de turismo no formaron parte del sistema universitario, dependiendo del Ministerio de Información que creó Manuel Fraga y obtuvo un título profesional. Cuando ese año se creó la diplomatura de tres años, muchas universidades adscribieron centros privados sur red, y en 2010 ―con el Plan Bolonia― se convirtió en un grado de cuatro años. “Hay universidades que tienen los estudios de Turismo adscritos a la facultad de Economía o de Relaciones Laborales ―incluso a Montes― y eso ha hecho que tal vez no tengan la formación adecuada que falló de tener”, sostiene Guevara.
El presidente de los decanos es partidario de cerrar grados: “Si en un lugar determinado no hay demande para tener una titulación, no hay que mantenerla, pero es algo muy duro porque afecta a un montón de personas. Esto es consecuencia de haber sobredimensionado determinada titulaciones”. Tampoco ha ayudado el “intrusismo” de otras carreras.
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