Abogado especializado en la rama penal, diplomado en marketing político, fue legislador suplente y asesor de la Asamblea Nacional.
Moisés Bartlett QuielAbogado
El proyecto de ley es necesario como respuesta o paliativo a la dramática y asfixiante situación socioeconómica que atraviesan los panameños.
La congresista Zulay Rodríguez ha propuesto limitar las tasas de interés de los préstamos y créditos otorgados por entidades financieras. ¿Qué opinas de la propuesta?
El Proyecto de Ley 420, que propone limitar las tasas de interés de los préstamos y créditos otorgados por entidades financieras, es necesario como respuesta o paliativo a la dramática y sofocante situación socioeconómica que atraviesan los panameños. En primer lugar, los estudios realizados por entidades independientes muestran el crecimiento de la tasa de desempleo al 20%, sumado al ritmo vertiginoso de la economía informal. En segundo lugar, y no menos importante, la alta carga del gasto público crea una presión estranguladora para quienes pagamos impuestos al fisco, cuya moratoria de pago vence en septiembre. Ya se había previsto que a partir de septiembre la crisis económica agravaría la situación de los panameños. Estamos en un nivel muy preocupante.
La Asociación Bancaria de Panamá ha calificado la medida de desastrosa para la reactivación económica. ¿Cuál es tu análisis?
La Asociación Bancaria, desde su perspectiva comercial, a la que tienen derecho según el curso de su negocio, ha dicho que la aprobación de este proyecto de ley «impedirá el acceso al crédito formal de grandes segmentos de la población, lo cual es una causa directa de exclusión financiera mediante la imposición de topes a las tasas de interés de préstamos y tarjetas de crédito, lo cual es contrario al interés público y al bienestar de la población ”. Contrariamente a este criterio, el desempleo actual, la informalidad y la disminución de la capacidad o incapacidad extrema de Los panameños, incluida la clase media productiva, para hacer frente a los pagos actuales de préstamos y financiamiento, constituyen hechos reales que les impiden acercarse a los bancos de las entidades para solicitar acceso a nuevos créditos y financiamiento. El interés público, que es el bienestar de los asociados, trabaja en una dirección diferente a la visión de la Asociación Bancaria, aun entendiendo que su actividad es un negocio que debe producir rentabilidad y rentabilidad, h sin embargo, debe estar sujeto al bien común de los ciudadanos.
Actualmente, la ley establece que los bancos pueden fijar libremente el monto de las tasas de interés y no les serán de aplicación otras leyes o reglamentos que establezcan tasas de interés máximas. ¿Cómo analiza el estándar?
El Decreto Ley 2 de 22 de febrero de 2008 y otras normas regulatorias complementarias pueden pertenecer a una visión diferente de nuestra realidad socioeconómica. Desde un punto de vista comparativo, los panameños pagan tasas de interés por servicios bancarios y financieros muy por encima de otros países y economías. Dentro del concepto amplio de economía de libre mercado, el Estado conserva poderes para cumplir con su obligación primordial de proteger la vida, el honor y la propiedad de los asociados, facultad dirigida al propósito superior de generar bienestar a los asociados. En ese sentido, existe una falta de equidad y proporcionalidad entre las tasas de interés aplicables a los préstamos y las financiaciones con respecto a las tasas de interés que pagan los bancos a los depósitos que los ciudadanos realizan en las cuentas de ahorro.
¿Cuál es su análisis del sistema financiero del país? ¿Considera que se deben hacer reformas más allá de la propuesta presentada por la diputada Rodríguez?
La propuesta de la diputada Zulay Rodríguez es un punto de partida interesante y necesario, que, con una voluntad amplia y sana, puede servir de vehículo para una revisión de toda la normativa. Sucede que en nuestro medio es sumamente común que cada sector, en defensa de sus intereses particulares, se resista a cualquier revisión de las normas que lo regulan bajo la sospecha de que serán esquiladas; La habitual resistencia a defender el statu quo se aplica a todos los sindicatos, sectoriales, públicos o privados, sin importar si lleva 20, 30 o 40 años de vigencia. Es un grave error, todo cambia, todo evoluciona, todo, incluida la legislación; requieren revisión, actualización o modernización. No veo una conspiración contra el sistema bancario que, por cierto, constituye un pilar de nuestra economía de servicios; Veo la oportunidad de adaptar parte del negocio financiero a la realidad humana actual. Los bancos no van a fallar por hacer ajustes más razonables dentro de una filosofía de ganar-ganar.
Ya que hablamos del sistema financiero, con esta crisis de salud muchas personas estaban desempleadas y otras con jornada y salarios reducidos. ¿Considera que las medidas que ha tomado el gobierno para que la gente pueda hacer frente a sus deudas son suficientes?
Considero que no son suficientes. A la fecha no hay recortes ni sacrificios dentro del sector público, lo más lógico y probable es que los sectores productivos y la población en general entiendan que en ausencia de un ejemplo del sector público, es inaceptable aceptar mayores sacrificios. a cargo de un solo sector, los ciudadanos. En esa dirección, debemos entender la realidad, quien está desempleado probablemente se haya pasado a actividades de subsistencia dentro de la economía informal o haya disminuido sus ingresos y capacidad de pago como profesional e independiente, por lo que no está en condiciones de enfrentar deudas y Obligaciones. adquirido antes de la crisis en diferentes condiciones.
Es profesora de la Facultad de Economía de la Universidad de Panamá y ex candidata a la Vicepresidencia de la República en las dos últimas elecciones.

Maribel gordonEconomista
Los topes a las tasas de interés de préstamos y créditos se han aplicado en otros países de la región. Es una medida que busca proteger a la población
La congresista Zulay Rodríguez ha propuesto limitar las tasas de interés de los préstamos y créditos otorgados por entidades financieras. ¿Qué opinas de la propuesta?
Debemos partir del hecho de que el mercado no es perfecto, incluido el mercado financiero. Los topes a las tasas de interés de préstamos y créditos se han aplicado en otros países de la región. Puede constituirse como una medida que busque proteger a la población del “abuso bancario”, de la presencia de fenómenos especulativos. Creemos que las familias y las micro y pequeñas empresas deben tener opciones de financiamiento a tasas subsidiadas, especialmente en estos momentos de profunda crisis.
La Asociación Bancaria de Panamá ha calificado la medida de desastrosa para la reactivación económica. ¿Cuál es tu análisis?
La posición de la Asociación Bancaria no es extraña, representan los intereses de los banqueros, un sector que ha sido privilegiado por la política pública, incluido el período pandémico. En términos generales, aunque existen posiciones a favor y en contra de limitar las tasas de interés, no es menos cierto que las imperfecciones de la libertad financiera no se resuelven en el marco del mercado. Las corrientes económicas, en ellas las keynesianas, sostienen que los topes tienen la ventaja de estimular la actividad económica a través de una mayor inversión (crédito más barato). La intervención es una alternativa de política económica importante en mercados imperfectos.
Actualmente, la ley establece que los bancos pueden fijar libremente el monto de las tasas de interés y no les serán de aplicación otras leyes o reglamentos que establezcan tasas de interés máximas. ¿Cómo analiza el estándar?
Una regla que favorece a un solo actor en la relación bancaria, los banqueros. Una regla que parte de una premisa falaz de la «libre competencia». Dada la estructura bancaria del país, las regulaciones con estas tienen como objetivo garantizar ganancias extraordinarias al sector.
¿Cuál es su análisis del sistema financiero del país? ¿Considera que se deben hacer reformas más allá de la propuesta presentada por la diputada Rodríguez?
El sector financiero en general y la banca en particular han sido históricamente favorecidos por los gobiernos, fuertemente desde la década de 1970, cuando se creó el centro bancario internacional. La posición geográfica, el desarrollo de las comunicaciones y la dolarización del país facilitan las transacciones financieras, permitiendo que los bancos se conviertan en una especie de oligopolio bancario que tiene muchas libertades para fijar las tasas de interés en virtud de la ausencia de la banca central, un regulador bancario. De cuatro a seis bancos definen el trabajo del sector en el país. Más allá de eso, se cuestiona la transparencia del sector. A nivel internacional, se cuestiona la falta de intercambio de información con sus pares, lo que mantiene a Panamá en las listas grises. Creo que es necesario releer el sector, con miras a hacer de la banca un sector en sintonía con una política económica que promueva el desarrollo social.
Ya que hablamos del sistema financiero, con esta crisis de salud muchas personas estaban desempleadas y otras con jornada y salarios reducidos. ¿Considera que las medidas que ha tomado el gobierno para que la gente pueda hacer frente a sus deudas son suficientes?
La situación socioeconómica de la mayoría de los panameños es difícil, ante la reducción de ingresos por pérdida de empleo, informalidad laboral, quiebra de pequeñas empresas, entre otras condiciones, que sin duda reducen su poder adquisitivo. Frente a estas vicisitudes que enfrenta la población frente a los compromisos bancarios, el gobierno actuó de manera ineficaz. Las medidas adoptadas han sido insuficientes. La medida nunca fue una verdadera moratoria, sino «préstamos modificados», donde los clientes / deudores vienen a demostrar la necesidad y soportan un mayor peso de la misma. Cuando las modificaciones crediticias se limitan a reprogramar en el tiempo el monto adeudado por el cliente, incluidos los intereses generados, y un período de gracia para reanudar el pago, la deuda termina siendo mayor y la está cobrando el cliente. Es decir, la medida adoptada no tenía como objetivo beneficiar específicamente a la población, sino evitar los procesos bancarios de reposición y subasta de activos, un alto nivel de endeudamiento que podría declararse impagable y, sin duda, garantizar las ganancias extraordinarias de la banca.