«Los científicos políticos deberían, […], revisar los beneficios o daños, […], de la «segunda vuelta». Hay tiempo suficiente para tomar una decisión al respecto. […]»
En 1993, los miembros del Partido Solidaridad me honraron con la candidatura a la Presidencia de la República. Tanto la señora Mireya Moscoso, del panameño, como el doctor Ernesto Pérez Balladares, del PRD, me ofrecieron la candidatura a la vicepresidencia de la República de ambos partidos.
Después de varias consultas con miembros del partido, todos consideramos que, para preservar el partido, iríamos solos a la campaña política. Agradecí, por supuesto, el generoso ofrecimiento que me hicieron la Sra. Mireya Moscoso y el Dr. Pérez Balladares.
El partido y yo consideramos que, aunque no tuvimos ninguna posibilidad de triunfar, recorrimos todo el país, fuimos a cualquier foro que se realizara. Llegué a conocer bien al ser humano, con sus virtudes y miserias. Debemos presentar responsablemente un plan de gobierno a la comunidad; Entre las propuestas estuvieron, principalmente, el Ministerio de Puertos (aéreo, marítimo y terrestre) y la “segunda vuelta”. Trabajé muy duro en el plan, aunque sabía que iba a perder. Los otros seis candidatos, cada uno de ellos, trabajaron duro en sus ideas.
Panamá fue, y sigue siendo, uno de los pocos países que no cuenta con una “segunda vuelta” en su sistema electoral. Pensó que la «segunda vuelta» evitaría que llegara a la Presidencia una persona que no tuviera un apoyo electoral mayoritario. Solo, en los tiempos modernos, tuvo don Ricardo Martinelli, el 63% de los votos. Los candidatos que triunfaron en las elecciones no lograron obtener un porcentaje de apoyo mayoritario.
Todos los políticos y autoridades nacionales afirmaron que la «segunda vuelta» era un asunto que requería reformas a la Constitución. Choqué contra una pared de negativos.
El tema de la «segunda vuelta» es un tema que ha preocupado a quienes conocen nuestra política, especialmente a muchos abogados. Algunos de ellos han declarado públicamente que la «segunda vuelta» no necesita ninguna reforma a nuestra Constitución. Varios de ellos afirman, con gran decoro, que lo único que se necesita para que forme parte del proceso electoral es que el Tribunal Electoral, en su reglamento de las próximas elecciones, incluya la “segunda vuelta”.
El prestigioso comentarista Juan Carlos Tapia, en un programa reciente, expuso una serie de razones muy interesantes por las que es necesario que la “segunda vuelta” se incluya en la normativa electoral y la efectividad que provocó en muchos países. El señor Tapia influye mucho, con la autoridad que tiene, en la opinión pública. Es bueno analizar todos sus enfoques.
Los científicos políticos deberían, en las próximas semanas y meses, revisar los beneficios o daños, si los hay, de la «segunda ronda». Hay tiempo suficiente para tomar una decisión sobre este asunto de gran importancia para Panamá. Sin embargo, es un momento excelente cuando hay reuniones entre los miembros del Tribunal y los diputados, para presionarlos sobre el tema de la “segunda vuelta”.
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