La voz de los escritores: libro y cultura

La piedra angular del desarrollo cultural son los libros, esos silenciosos compañeros que nos permiten abrirlos y cerrarlos a nuestro antojo, que nos enseñan y educan sin exigir nada a cambio.

Agradezco profundamente al Comité Organizador el nombramiento para traer la voz de los escritores en el acto en el que inauguramos nuestra Feria Internacional del Libro, que este año celebra su vigésimo aniversario. Es una distinción que me honra y me llena de orgullo por el gran respeto y aprecio que merecen mis compañeros escritores, quienes con sus obras han sabido defender nuestra identidad nacional con palabras que se esfuerzan por seguir arando y cosechando frutos en ese árido campo. esa es la tarea cultural. La ocasión es buena para compartir con un público tan distinguido algunas reflexiones sobre la cultura y los libros precisamente.

Desafortunadamente, la cultura no es un tema popular. No aparece en las encuestas, rara vez aparece como noticia en los medios, y no es cuestión de que se vuelva viral en las redes sociales. Debo aclarar que cuando hablo de cultura no me refiero a las cualidades que adornan a un individuo por sus inquietudes académicas o artísticas. Al hablar de cultura, apunto hacia esa amalgama de elementos, ese tejido conjuntivo invisible que permite a los pueblos encontrar y consolidar una identidad que los lleva a actuar de manera homogénea en la búsqueda del bien común.

La evolución de la historia deja los elementos que componen la cultura grabados en el genoma de los pueblos hasta convertirse en un atributo distintivo, un rasgo inequívoco de identidad. Son varios los ingredientes que componen la cultura de una nación: idioma, valores éticos, costumbres, folclore, creencias religiosas, logros científicos, industriales y artísticos, entre los que se encuentran la música, la pintura y, por supuesto, la literatura. . En definitiva, cultura es aquello sin lo cual el crecimiento económico nunca puede convertirse en desarrollo sostenible y el grado de inversión no significa más que una medida económica desprovista de contenido para la gran mayoría de la población.

REFLEXIONES EN LA FIL
una etapa anual donde destacan las letras
Esta publicación recoge el discurso del autor durante la inauguración de la Feria Internacional del Libro 2021, celebrada del 19 al 22 de agosto.

La historia nos enseña que los países más cultos y civilizados del mundo, aquellos cuyos orígenes se perdieron en el pasado remoto, han logrado sobrevivir a grandes catástrofes y revoluciones sangrientas para retomar el camino del progreso precisamente porque entre sus habitantes ha existido una identificación con la tierra. patria, una raíz que les permite actuar juntos superando obstáculos y calamidades coyunturales. Sucede, sin embargo, que los países en desarrollo ya no tienen tiempo para envejecer, ya no pueden forjarse su perfil cultural al ritmo parsimonioso de los años. El inusitado avance de la tecnología y, en especial, de las comunicaciones, nos coloca en permanente competencia con países mucho más desarrollados y nos obliga a adaptar nuestras instituciones al progreso que inexorablemente se produce en el mundo. Y no hay manera de lograrlo sin esa educación que en el menor tiempo posible, al mismo tiempo que fomenta el avance de la investigación y la tecnología, crea entre nosotros el grado de cultura necesario para ser países íntegros y con unidad de propósito. Por eso debemos alentar y pedir a los gobernantes y gobernados que acometan la urgente tarea de crear en nuestras naciones una base cultural permanente, sin matices políticos, que nos ayude a emprender, con una sola voluntad nacional, la lucha por lograr el objetivo. bienestar de nuestros pueblos. Actos como esta feria del libro constituyen un paso firme en esa dirección, como también lo han sido la exitosa creación del Ministerio de Cultura y la pronta expedición de la Ley General de Cultura.

La piedra angular del desarrollo cultural son los libros, esos silenciosos compañeros que nos permiten abrirlos y cerrarlos a nuestro antojo, que nos enseñan y educan sin exigir nada a cambio, y que desde que el hombre pasó del relato oral a la palabra escrita nos han servido de guía. faros del conocimiento humano en el tormentoso mar de incomprensión y barbarie que lamentablemente han marcado la historia de la humanidad. El libro es un emblema invulnerable de la libertad, un símbolo permanente de la capacidad humana de rebelarse contra el despotismo. Por algo los tiranos, unánimemente, los consideran su peor enemigo y los condenan a la hoguera sin saber que las ideas gozan del don de la inmortalidad.

Ferias del libro como la que hoy abrimos tienen la enorme virtud de crear espacios de encuentro entre lectores y escritores para que ambos entendamos que somos parte de un mismo fenómeno, el de la creación literaria, y que la literatura, así concebida, el desarrollo cultural. Es en la esencia misma, un elemento indispensable, repito, para fortalecer nuestra identidad panameña, la única forma de orientar al país hacia un futuro en el que impere una verdadera democracia participativa.

Abogado