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Las pequeñas y medianas empresas representadas por la Asociación Empresarial Cepyme alzaron su voz contra la “intromisión” y la “sobrerregulación” del gobierno. En la asamblea, varios empresarios leyeron un manifiesto “por la libertad de empresa” en el que expresaron su compromiso y preocupación por las políticas que afectan las relaciones comerciales. Al acto asistieron José Luis Escrivá, alcalde de Dardos, así como la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
La ley fue rechazada por el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, y el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva. En su discurso, Cuerva condenó la actuación del Gobierno como un ataque injusto y perjudicial a los derechos de las empresas y del país, citando el artículo 38 de la Constitución española, que garantiza la libre constitución de las empresas.
El manifiesto de las pymes españolas por la libertad de empresa destaca las fronteras que el Gobierno no debe traspasar para no interferir en el buen funcionamiento de las empresas, evitando coacciones y obstáculos a su desarrollo. En resumen: protegen la libertad empresarial, se oponen a la intervención y a la estigmatización del empresario. Cepyme desafía a las empresas a aprovechar un entorno regulatorio más justo.
Durante la lectura del manifiesto, los pequeños empresarios españoles defendieron “la dignidad y la libertad empresarial”. Según Cuerva, “la situación ha sido comunicada oficialmente al Gobierno”.
La sobrecarga legal y la intromisión en materias como salarios e impuestos afectaron el buen funcionamiento de las empresas. “Exigimos que solucionen esta situación”, afirmó Cuerva.
Dignidad corporativa, costos y control político
Los empleadores trabajan estrechamente con los sindicatos en reformas importantes y negociación colectiva. Citando informes sobre horarios de trabajo e injusticias en el lugar de trabajo, acusan al gobierno de intentar alterar el equilibrio interno de los acuerdos sociales.
Critican que en los últimos años el diálogo social se haya utilizado con fines políticos en lugar de buscar el bien común. Las tensiones actuales en la mesa del diálogo social coinciden con la implementación de reformas. “Pedimos protección gubernamental en la organización interna de las empresas”, exigen. Cepyme se negó a presentar una propuesta alternativa y ahora presenta este manifiesto, buscando proteger el diálogo social y la negociación colectiva y exigiendo mayor responsabilidad al gobierno.
“Pedimos que las empresas logren la protección gubernamental en su organización interna”.
Los empresarios creen que el gobierno les está imponiendo una política de aumento de costos, gasto burocrático, fiscal y social. También confirman que los jóvenes son víctimas del estigma del emprendimiento, que se basa en la búsqueda de ganancias y éxito. Demuestran el papel de las empresas en la sociedad y la economía.
Se pidió a Díaz que analizara adecuadamente la productividad, los costos laborales y la vulnerabilidad de los sectores más afectados por la reforma laboral. “Hay una intromisión política en la realidad del tejido productivo español”, critican. “Pedimos a los involucrados que no implementen decisiones que afecten directamente la productividad y las operaciones de muchas empresas”.
Control, exceso de control y rigidez.
Condenan al Gobierno por implementar “medidas de control, supervisión y sanción” que reflejan una falta de confianza en el cumplimiento normativo de las empresas. Ven una interferencia cada vez mayor a través de normas, registros y planes de eficiencia energética que aumentan las cargas burocráticas.
«Pedimos que limiten la influencia del gobierno en el funcionamiento y organización interna de las empresas y aseguren su flexibilidad. Imponer modelos europeos de flexibilidad sin adaptarlos adecuadamente es un error costoso para todos los ciudadanos españoles”, afirman.
Este punto incluye también varios aspectos relacionados con la flexibilidad, como el aumento de los costes laborales, la ampliación de los motivos de despido y de intervención salarial, incluido el salario mínimo, y la reducción de los costes laborales en los últimos años. “La interferencia a nivel gubernamental en las operaciones internas de las empresas viola los derechos de propiedad, la toma de decisiones y la capacidad de responder a un entorno en constante cambio”, concluyen.
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