Los libreros parisinos están patas arriba. O, mejor dicho, son sus «cajas», dispuestas a orillas del Sena, que podrían estar dentro de un año. Porque, con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos (JOP) de París 2024, y especialmente la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos que tendrá lugar en el Sena el 26 de julio de 2024, las medidas de seguridad podrían llevar a la Prefectura de policía a solicitar el retiro de sus instalaciones.
Así lo anticipa el Ayuntamiento de París, que informó a los representantes de los libreros durante una reunión el pasado 10 de julio. “Durante los Juegos, y especialmente la ceremonia de apertura, el acceso a las plataformas altas estará muy restringido”, advirtió Pierre Rabadan, encargado de deportes y Juegos Olímpicos (JO), y Olivia Polski, encargada de comercio y artesanía.
Suficiente para despertar la ira de los crucificados. “Nos explicaron claramente que nuestras cajas generalmente se iban a ver el día de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos y que nos iban a obligar a desmantelarlas”, irrita Jérôme Callais, presidente de la asociación cultural de libreros de París, que cuenta con 200 miembros de los 233 instalados a orillas del Sena.
Durante la reunión con el ayuntamiento, se propusieron dos opciones: o bien «manteniendo las cajas como están con acceso restringido», cualquiera «su retiro», con posible renovación durante este período, a cargo del municipio, con la seguridad de que serán descansados lo antes posible. Esto podría facilitar, según la Sra. Polski y el Sr. Rabadan, «la candidatura de los libreros de las orillas del Sena al patrimonio de la UNESCO».
“Anne Hidalgo quiere celebrar París y sus monumentos con los Juegos Olímpicos, pero los libreros son parte de París. ¡Querer hacernos desaparecer es tan absurdo como desmantelar la Torre Eiffel o Notre Dame de París! Llevamos aquí 450 años” recuerda Jérôme Callais.
La ciudad de París también ha propuesto la creación de un «pueblo de libreros para resaltar esta profesión y hacer posible el beneficio de los turistas durante los Juegos”, mientras que el acceso restringido a las “cajas” o su desmontaje reducirá la actividad de estos libreros.
El Sr. Callais rechaza tal hipótesis. Le gusta recordar que el barón Haussmann también, para devolver su pureza original a los muelles de París, quería deshacerse de los libreros proponiendo exiliarlos al mercado de aves (entre el quai des Grands Augustins y la rue de Buci en VImi distrito). Paul Lacroix, dijo el el bibliófilo Jacob, intervino con Napoleón III para defenderlos y ganó su caso.
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