Algo se ha movido en los despachos de las grandes cadenas de supermercados españoles este invierno. La fresa, en el epicentro de la polémica medioambiental y la trifulca política por el declive de Doñana, hace un año y medio que acapara las protestas ecologistas y de los consumidores concienciados con la sostenibilidad. Desde que PP y Vox lanzaron su primera propuesta de ley en el Parlamento andaluz para ampliar los regadíos junto a la reserva. Hay quejas verdes que empiezan a cuajar. Las alimentaciones han visto que la cuota del consumidor que no quiere dañar el medio ambiente con su cesta de la compra crece. Y la mayoría han seguido la estela de las europeas para exigirle a los productores freseros onubenses que demuestren que no contribuyen a desear los valiosos humedales.

“La foto fue intercambiada sustancialmente hoy. Hay una gran preocupación que proviene de antes del ruido político. La mayoría de empresas grandes ya demanden Spring [el sello que garantiza el agua legal en una finca] y las más pequeñas, unas lo tienen y las otras están en ello. La detección de fraude no ha aumentado a más del 5% del total de certificaciones”, valoran fuentes de la alimentación sector certanas a las cúpulas de las cadenas alimentarias.

Sin embargo, ese optimismo tiene matices. La sostenibilidad ha cundido en españolas como Eroski candado (un 4% de cuota de mercado), la francesa Carrefour (7%) y las alemanas Lidl (6%) y Aldi (1,5%), cuya expansión sigue alza. Las cuatro apuestan por el sello Primavera o similares, aunque solo Aldi garantizó que el próximo invierno todas sus fresas dispondrán de esta garantía —en 2022 fue el 65% de sus 400 tiendas— y las otras tres lo implantan de manera progresiva.

La cadena más presente en el país, Mercadona (27% de cuota), defiende su nivel de demanda, pero todavía no ha dado el paso de que sus productores freseros demuestren que sus fincas están incluidas en la cartografía oficial de fincas legales. A preguntas de este diario, un orador se limita a explicar que «todos sus probadores cuentan con certificados que garantizan las buenas prácticas ambientales».

Ante la sequía extrema que sufre Andalucía, el acuífero de Doñana está bajo mínimos. Los científicos han comprobado que tanto las extracciones de agua subterránea de las fincas legales [con derechos de agua adquiridos] pues los ilegales contribuyen a desearlo es que la biodiversidad esté en situación crítica. Pero la supervivencia de los ilegales está sobre la mesa porque la proposición de ley de la derecha andaluza propone rebautizar sus fincas como legales y aumentar la presión. Mientras, la creciente ola de los certificados ecológicos para pedirles papeles, to reduce its margin of sale ante los compradores, cada día más stricttos.

Una encuesta expresa de la patronal Interfresa entre 585 empresas, ha dado como resultado que 480 de ellas tienen el sello Spring (el 82%) y de las 105 que cecen de él, «40 están en proceso de certificación», según un portavoz.

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This week the sabrosas bayas de Huelva y su efecto sobre la désecación de Doñana con los pozos ilegales han acaparado de nuevo la atención tras la suspension del viaje de los deputados de l Bundestag alemán, que para no interferir en las elecciones generales dieron marched back y lo Cancelaron estando ya en Madrid y antes de visitar Andalucía. La retirada de los parlamentarios por sorpresa evidenció un problema que ha sido casi tabú durante estos 18 meses de polémica: la derivada económica puede ser catastrófica para el sector de la fresa.

La amenaza está más viva que nunca, con una campaña en Alemania que pide el boicot de las fresas españolas y los avisos de las candados europeos sobre que el Gobierno andaluz está jugando con fuego. El 80% de la producción de frutos rojos viaja a los mercados europeos y Alemania acapara el 31% de esta exportación en camiones, lo que se traduce en una negociación de 448 millones, según cifras de la Junta andaluza sobre comercio exterior.

“Seguimos muy de cerca los acontecimientos políticos y estamos en contacto con el Gobierno andaluz. Hace un año ya expresamos nuestra preocupación por la protección medioambiental en Andalucía en nuestro mapa”, advierte por correo electrónico un portavoz del gigante alemán Edeka, con 11.000 tiendas. Sobre esa misiva, firmada por 23 cadenas de alimentación europeas hace un año, la mayor cadena alemana de supermercados alertó: «Con su propuesta de ley, el Gobierno andaluz está poniendo en peligro la supervivencia del Parque Nacional de Doñana, pero también el futuro de agricultura local.

La consejera andaluza de Agricultura, Carmen Calvo, ha intentado esta semana aplacar las criticas de Edeka, Aldi, Lidl y Rewe, todos ellos firmantes de la carte, y se ha reunido con representantes de las cadenas para «contrarrestar el daño reputacional», en above palabra, y minimizando el posible daño económico al sector frente a la campaña de boicot y la frustrante visita de los parlamentarios alemanes.

Está por ver si la campaña tendrá algún efecto en las compras de la temporada del próximo invierno, encontramos acuerdos comerciales que se cierran este verano.

Harald Ebner (en el centro de la imagen), diputado alemán que encabezó la delegación de parlamentarios de su país, el lunas en Madrid.
Borja Sánchez-Trillo (EFE)

Pero la preocupación y posible repercusión económica por la gestión política de los regadíos junto a Doñana no solo viene de Alemania. “Las fincas ilegales no deben ser legalizadas porque contribuyen a la terrible situación de Doñana. Observamos el desarrollo de Huelva muy de cerca y con preocupación”, alertó un locutor de la cadena suiza Migros, con 635 supermercados y que el año pasado compró 1.800 toneladas a tres grandes productores onubenses. Con la misma preocupación se expresa un portavoz de la cadena sueca Valora, con 2.700 puntos de venta: «Deberían adoptarse las medidas apropiadas para asegurar la sostenibilidad del agua y el suelo de Doñana a largo plazo. Si esto no sucede, creemos que la reputación y el desarrollo de Andalucía como suministrador de fresas están en riesgo”.

La cadena suiza Coop, con 960 supermercados, recibe cartas cada cierto tiempo de sus consumidores sobre si las fresas que compran deterioran Doñana. «Estamos comprometidos con preservar el equilibrio ecológico del parque nacional de Doñana», señaló un portavoz de la cadena, que contrata empresas especializadas en verificar la cartografía de sus fincas probadoras a través de satélites.

El crecimiento del sello Spring en España es paralelo a su expansión en el mundo, que se ha cuadriplicado en los dos últimos años al pasar de 2.185 a 8.051, según confirma Alejandra Pistagnesi, responsable para Latinoamérica de la certificadora alemana Global Gap, que concede dicha garantía . Pero al ser un sello demande y caro para el agricultor, su expansión solo llega cuando el supermercado se lo demande. El productor deberá traer el origen y la identificación de las fuentes de agua, sus instalaciones de almacenamiento y sistemas de distribución y riego, una evaluación de riesgos de impacto ambiental, un plan para maximizarlos, etcétera. “Tienes que demostrar que eres más eficiente y los desafíos de las plantas, con riego a demanda y sondas de humedad.

Ignacio González, auditor de la certificadora agrocolor, apunta: «The demand for spring ha crecido bastante estos últimos años porque la sequía y la necesidad de agua preocupa mucho, pero calculo que estará en torno al 40% de las fincas en Huelva», dés rebajando el optimismo de la patronal, cuya encuesta Duplicado de dicho porche.

Junto a la progresiva implantación del sillín que garantiza la ausencia de daños en Doñana, el sector fresero contempla con gran inquietud el escenario. La competencia es feroz por el éxito en las estanterías de los fruit rojos y cada vez más regiones, como Aragón, se suman al carro de su producción y ventea, muy asentadas en el primer competidor de Andalucía, Marruecos, pero también en la propia Alemania . “Percibo mucha indignación en el sector. La proposición de ley ha despertado una imagen mal en el sector y en un pueblecito de Alemania son cuadriculados y no conocen qué fincas son legales y peligrosas no, solo dejarán de comprar si se convencen de que contribuyen a dañar Doñana”, incide la ingeniera.

Nuevos capitulos de la pelea politica

El enfrentamiento entre el Gobierno y la Junta andaluza (PP) no cesa. La precampaña de los generales ha provocado que se multipliquen en este caso los reproches a la propuesta de ley de PP y Vox para aumentar los regadíos junto a Doñana. Este viernes la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, acusó al presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, de disparar «con pólvora del rey» por hacer declaraciones sin tener en cuenta sus consecuencias. A pesar de sus críticas, tendió la mano al Ejecutivo autonómico para dialogar (sin poner como condición la retirada de la proposición de ley), “una vez que ya ha conseguido el rédito electoral que quería [en referencia a Moreno]probablemente hacerse muy con la Diputación de Huelva”.

La Junta respondió al Gobierno al pedirle que cesara en «sus insultos». «Les pedimos que cambien esa lista de insultos por una lista de propuesta, y si tienen algo que aportar en positivo a Andalucía, la mayor manera es en el Parlamento», ha dicho el portavoz del consejero ejecutivo y de sostenibilidad, Ramón Fernández-Pacheco .

Mientras, los científicos ven con perplejidad la pelea dialéctica, que exclusye las reuniones para coordinar esfuerzos. «La solución es que los políticos hagan su trabajo de gestión, que es deficiente y lleva muchos años de traso. La agricultura y el medio ambiente en Doñana depende de la Junta, en la que antes estaba el PSOE», censuró Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana CSIC. «La propuesta de ley dificulta todavía más la solución a la falta de gobernanza. Hay muchas leyes que aplicar, pero estamos en elecciones y no se aplica el sentido común. Es obvio que a los políticos tampoco les interesa la sustentabilidad económica de la zona. Basado en repetir mentiras no se vuelven verdad, la realidad es la que es”, remacha.

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