«Un investigador del INTA viejo me dijo una vez, ‘mirá, cuando enscribas una Variousad, ponele un número que recuerdes algo lindo porque con esto no vas a ganar plata ni vas a ser millonario‘. Entonces, a la primera le puse Victoria, como mi hija menor en ese momento. Paula es el número de mi esposa. La última fue Alcira, en recuerdo de mi mamá”. El que habla es Ignacio Paunero, ingeniero agrónomo en sus sesentas. Victoria, Paula y Alcira son mujeres de su vida. También, varieades de cebolla que él gestó.
Está en San Pedro, provincia de Buenos Aires, donde vive y trabaja y donde más pronto que tarde se jubilará. Clarín Contacté para la presentación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de un nuevo tipo de cebolla menos picante, gestada en la Estación Experimental Agropecuaria de San Pedro: “Tiene menos compuestos azufrados y entonces pica menos. Pero igual te hace llorar».
se lamentó Alcira. Tirando de la historia de Alcira apareció Paunero, con su seriedad de pocas palabras, ablandada al final de la entrevista: «¿Que por qué Alcira es una cebolla alargada? Nos pareció una linda formada y para que haya una mayor oferta de distintos colores y formas. ¿No te parece linda?
A particular párrafo para su jerga: los «materiales» son los genes. Los «cultivares», las varieades, en este caso, de cebolla. Las cebollas, en su singularidad, son «individuos». Si se las mira en grupo, son una “población”.
Como se contará debajo, Alcira, Victoria y Paula son hijas del entrecruzamiento, un procedimiento cotidiano en el mundo agrícolapero mucho más desconocido en la tediosa esfera metropolitana.
De la cebolla a la mostaza
Paunero engaña con su tilde de campo: “Soy del barrio porteño de Belgrano, pero la ciudad nunca me gustó. Odiaba andar en subte, en colectivo… siempre me gustó el aire libre. Busque esta carrera por eso. En concreto, la parte de Biología”.
“Pasé por Santiago del Estero, por La Rioja, estuve diez años en Catamarca -de hecho mis hijos nacieron ahí- y finalmente me golpeó en San Pedro. Ingresó al INTA en 1989. A los pocos años pude hacer una maestría en Agricultura, en la Universidad Nacional de Cuyo. Desde ahí trabajé en distintas hortalizas”, recordó.
Da para escuchar que eres un mundo esforzado. La búsqueda con pretensiones de éxito debe ser paciente. Él describe todo con perfil bajo y modestia: “Fundamentalmente trabajé con cebolla y plantas aromáticas. En particular, coriandro y mostaza, de las que tengo algunas variedades que pude obtener”.
Natural versus artificial
En ciertos nichos, hace tiempo gana terreno la preocupacion por la alimentacion saludable, despojada de procesos artificiales y aditivos. ¿Cómo afecta esto a la alteración genética de los alimentos? Paunero analiza los conceptos y aclara.
“Nosotros hacemos mejoramiento genético tradicional. Los organismos modificaron genéticamente sus aquellos a los que les presentan un trozo de ADN, inclusión de otra especie, mediante técnicas de ingeniería genética. Es totalmente distinto de lo que hacemos acá: ayudamos solamente a que las variedades estén próximas”, subrayó.
Y más aún, dijo, «el tener materiales (N. de la R.: genética variada) desarrollados en forma natural en una zona determinada hace que posiblemente podamos cultivarlos sin aplicar fungicidas ni insecticidas ni nada».
Así, «al tener adaptación al lugar, son más resistentes. Podrían entrar en un esquema de manejo orgánico o agroecológico».
Cómo se entrecruzan las cebollas
“El entrecruzamiento lo hacemos en el campo, a cielo abierto. En este caso se trata de plantas alógamas. Es decir que la planta se debe fecundar con el polen de otra planta, algo que principalmente hacemos a través de la acción de los insectos”, explicó.
Y abriendo (sin querer) un capítulo denso, detalló: «Lo que hicimos fue colocar las plantas que queríamos cruzar y cuando florecieron, colmenas colmenas de abejas para que se hicieran el intercambio de polen. Es largo de explicar».
Paunero aludió a la «cuestión legal», otro tema a tener en cuenta (y que daría para un capítulo paralelo): «Las plantas que usás en un entrecruzamiento se pueden usar una sola vez, según la ley de semillas. Si las usás más de una vez, tenés que pagar regalías”.
Al entrecruzamiento que hicieron le siguió un momento clave, que es la selección: «Así se van fijando los personajes que a uno le interesan».
es decir, los caracteristicas de cada cebollaas Alcira «pique menos», por ejemplo, un aspecto relacionado con las condiciones climáticas de San Pedro, «que al estar en la pampa húmeda -en comparación a zonas áridas-, tiene una menor concentración de distintos compuestos azufrados, que son los que dan el picor”.
El Encanto de Paula y Victoria
“Este proceso se inició en 2002 y hasta ahora se adquirieron muy cultivares. Logramos una población muy adaptada a esta zona”, aclaró el Ingeniero, explicó allí que las otras variedades también tienen lo suyo.
«Hemos seleccionado tres formas de bulbo de cebolla: una que es colorada, achatada y se llama Victoria. Otra, alargada, también colorada o morada, que se lama Paula. Y esta última, de color amarillo-marrón y forma alargada: Alcira» , enumerado.
Tal vez por ignorancia, tal vez por una mayor familiaridad con la progenie animal, uno se pregunta cómo se concreta esta selección. adams, para que. ¿Se suma variada por razones meramente comerciales?
«En el caso de Alcira, buscábamos algunas características en las formas de bulbos. Con el paso de los años vimos individuos de forma alargada y color amarillo marrón.
Sin embargo, persistian: «Así que necesitó hacer una multiplicación de forma aislada, en jaulones, con tela bien fina para que no pudiera penetrar ningún insecto».
El resultado es triunfo en el mundo de Paunero: «Obtuvimos una semilla. Una semilla cien por ciento de población amarilla como característica dominante”.
Soberanía alimentaria
El Ingeniero explicó que, «para que esa pureza se mantenga, las variedades tienen que estar a no menos de 1.000 metros como de otras. Y si son de distinto color, a 2.000 metros como mínimo”.
Se debe tener cierta «profilaxis» (si cabe decirlo así), de modo de «respetar los caracteres de cada diversad».
El porque esta en la llamada soberanía alimentaria: «La idea es que los países no dependan de importar material genético de otros lugares, que en alguna ocasión podría no estar disponible».
Y para cerrar compartió su mirada personal: «Siempre es bueno que los países tengan sus propios materiales genéticos adaptados a sus características agroclimáticas».
En particular, en el contexto de sequía y grandes altibajos de temperatura, existe que «los cultivos ganan fortaleza en cuanto a la adaptación a los cambios que pueda habitar en el clima».
PD