En el invierno de 1979, después de sus aventuras en el Club Med en Galaswinda, Côte d’Ivoire, la compañía Splendid se encontró en la nieve, luchando con elevadores acrobáticos, telesillas rotas, numerosos esquiadores y licor de chalota con sabor a jugo de ajo, con sapo en la botella. En una hora y veintiséis de película transcurre toda una época, la de los estilismos llamativos, desde la cola hasta el telesilla y los apartamentos en multipropiedad (Gérard Jugnot y Josiane Balasko desalojan a los ocupantes anteriores balanceando su Scrabble desde el balcón). La gente bronceada va a esquiar parecen inservibles, volviendo tan a menudo para atormentarnos y divertirnos.

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Es en Val-d’Isère donde se desarrolla la película, aunque pudiéramos estar en otra estación (es un arquetipo, es la fuerza de la película). “Stéphane Clavier, hermano del actor y sobrino de nuestro productor Yves Rousset-Rouard, era instructor en la Escuela Francesa de Esquí (ESF) local, recuerda el director, Patrice Leconte. Nos presentó al imprescindible Fernand Bonnevie”el viejo monitor que martiriza a Jean-Claude Dusse (Michel Blanc) a causa de su sembradora de palos defectuosa. «Tenía la piel bronceada por el sol y jugaba perfectamente». Leconte y algunos de los actores regresaron a Val-d’Isère en 2019, con motivo del 40 aniversario de la película. «No reconocí nada, asegura. Esta emisora ​​que me había parecido anticuada, la encontré muy actual y completamente al golpe. » Sin embargo, en este valle en forma de V, a 1.850 metros sobre el nivel del mar, siguen estando los lugares emblemáticos de la película.

Carrera negra mítica

En el corazón del pueblo, el Hôtel Val-d’Isère fue el de Jean-Claude Dusse, que busca desesperadamente «concluir» y se encuentra compartiendo su cama con Popeye (Thierry Lhermitte), expulsado por su esposa. Más arriba está la crepería de Gigi (Marie-Anne Chazel), que sigue sin hacer «tortitas con jugo» : el desafortunado veraneante que se niega “capa delgada de trigo sarraceno, chamuscado al revés y rociado con cálidos pétalos de rosa” es expulsado por el cocinero. Retomado por Félix Ramade, nieto de los fundadores, es ahora el restaurante La Charpenterie, con su decoración interrumpida de madera clara. En otro lugar, se puede ver La Grande Ourse y su gran terraza donde Gérard Jugnot hace colapsar todos los esquís bien alineados. («No caerán más bajo»). Delante del Hôtel Les Crêtes blanches, Dominique Lavanant empuja el coche de su anciano amante y queda nevado en la cara.

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