Una lección de vida

En esta versión de Facetas, entrevistamos a Ginés S. Cutillas, español e ingeniero informático de la Universidad Politécnica de Valencia y licenciado en documentación por la Universidad de Granada. Autor de La Biblioteca de la Vida (Fundación Drac, 2007), Un koala en el armario (Cuadernos del Vigía, 2010; Pre-Textos 2021), La sociedad del duelo (Base, 2013), Los sempiternos (Base, 2015), La bueno, si breve, etc. Decálogo práctico del microrrelato (Base, 2016), Tú, los muertos (Cuadernos del Vigía, 2016) y Mil rusos muertos (Sílex, 2019). Como antólogo, ha coordinado Los pescadores de perlas (Montesinos, 2019). Su obra ha aparecido en antologías de referencia como Please, be brief 2 (Foam Pages, 2009), Velas al viento (Cuadernos del vigía, 2010), Mar de pirañas (Menoscuarto, 2012) o Antología del microrelato español (1906-2011). (Cátedra, 2012). Es profesor de la Escuela de Escritores y codirector de la revista literaria Quimera.

Te hemos conocido como cuentista y sabemos que ya has escrito tres novelas con ‘El diablo detrás del jardín’. ¿Qué desafíos tuviste para escribirlo?

Sin duda son géneros diferentes. Si bien el primero es conciso y breve, en el segundo puedes abrir puertas que no tienes que cerrar y dejarlas así para desarrollarlas en trabajos posteriores. Aun así, el oficio de micro-relator se puede ver en esta novela a través de los capítulos cortos e intensos y en el manejo de las elipsis, esos vacíos ficticios que el lector tiene que llenar con su imaginación personal. En una novela como ésta, en la que se habla de la infancia, he tenido experiencias muy enriquecedoras con lectores que han llenado estos espacios con sus propios recuerdos, lo que nos lleva a entender la infancia como un territorio común sin fronteras físicas.

La novela ‘El diablo detrás del jardín’ se desarrolla en la España de finales de los 80. El descubrimiento, por parte del niño-adolescente, del pasado del abuelo, ¿no habrá sido también el descubrimiento de España de su pasado después de la dictadura franquista? ?

Al escribir El diablo detrás del jardín, hice el ejercicio de ponerme en la piel del narrador y ubicarlo en ciertos años que fueron decisivos para mí: desde los primeros impulsos sexuales hasta el descubrimiento de que el mundo, cuando los adultos dejan de sobreprotegerte. , no es tan amable como nos hacen creer. El período de la post-dictadura es transversal a toda la historia, por la simple razón del año en el que ubico el final de la infancia del protagonista, que sigue siendo la mía. El tema de la novela no es la guerra civil, pero eso sí, como bien habéis visto, sigue influyendo en la forma de afrontar el mundo de los padres del personaje.

“El oficio de microrelator se ve en esta novela a través de los capítulos cortos e intensos y en el manejo de las elipsis, esos vacíos ficticios que el lector tiene que llenar con su imaginación personal”.

Es una novela de entrenamiento por todas las implicaciones que tiene, incluida la sexualidad. Además, ¿no es Tito el alter ego de Gines Cutillas?

Tito es un compendio de todos los compañeros que tenía en ese momento y que despertaron el mundo adulto al mismo tiempo. Claro que tiene cosas mías, pero también de otros conocidos, acumula experiencias propias y ajenas que me ayudaron a dibujar un protagonista bien definido. Cada integrante de la pandilla es un estereotipo calculado que sirve para avanzar en la trama, y ​​todos los personajes, que tienen nombres reales mezclados con apellidos reales que no se corresponden entre sí, siguen siendo un híbrido de características personales que ayudan a comprender el mensaje general de la novela. Como dijo Borges, después de cierto tiempo, toda obra es desesperadamente autobiográfica.

Leer esta novela también es leer otras narrativas, detectives como Holmes y cazadores como el Capitán Ahab. Incluso Borges está presente con su biblioteca infinita. ¿Podrías decirnos por qué unas novelas y otras no?

La novela es, entre otras cosas, un homenaje a la literatura juvenil, a esas primeras lecturas que ayudan a comprender el mundo y a viajar sin salir de la habitación. La lista pudo haber sido interminable, sin embargo, tuve que elegir, ya sea por sus personajes o por los mensajes que contenían, aquellos que permitieron a la pareja de hermanos protagonistas reconstruir la historia familiar. Es la forma en que el abuelo descubre, cuando les legó su biblioteca, que encuentran la verdad por sí mismos. Una lección de vida.

En verdad, ¿no había descubierto Tito que detrás del jardín, aunque el diablo no estaba, al menos la sombra del diablo con ese pasado de Treblinka?

Todos los personajes tienen su lado amable y su lado oscuro, quizás algunos más que otros. De hecho, los protagonistas adolescentes aún no han tenido tiempo de desarrollar su lado malo. Por otro lado, los adultos, con las vivencias que han sufrido hasta llegar al momento narrativo que se está contando, han tenido que tomar decisiones que no son del todo éticas para sobrevivir a una guerra civil y una guerra mundial. Tenemos que aprender a vivir con nuestro pasado y especialmente con el pasado de nuestros mayores.