Fechas que cambiaron el curso de la historia

El 11 de octubre de 1968 es la otra fecha que cambió el rumbo político de la historia del país. Ese día la Guardia Nacional derrocó al gobierno constitucional que presidía el doctor Arnulfo Arias Madrid. El paso de la democracia formal panameña enfrentó de repente obstáculos que impidieron el estado de derecho en el istmo durante 21 años. La insurrección de las Fuerzas Armadas, al mando de los oficiales Boris Martínez y Omar Torrijos, produjo el advenimiento de una dictadura que se apoderó de todos los instrumentos del poder público. En un primer período funcionó de hecho, sin otro código que el estratificado en el cerebro del cuartel. En un segundo período, trabajó con un sistema legal totalitario que era ofensivo para el temperamento democrático de los panameños. Y en un tercer y último período fue tan paralizante de los derechos humanos como los dos períodos anteriores, pero agravado por el refinamiento de una mentalidad aún más totalitaria en el ejercicio del mando.

El motín de la Fuerza Pública de su cama habitual tiene pocos antecedentes, pero los tiene. La más remota, ubicada en la aurora republicana, tiene al general Esteban Huertas como actor estrella. En efecto, el 28 de octubre de 1904 el general Huertas, en carta dirigida al presidente de la República, Manuel Amador Guerrero, solicitó la renuncia de los secretarios de Estado, Tomás Arias y Nicolás Victoria Jaén. El secretario Arias, sin más preámbulos, fue reemplazado por Santiago de la Guardia. Este hecho produjo una copiosa correspondencia en la que el general Huertas arremetió contra el gobierno y, en particular, contra el propio presidente Amador. En un ataque de ira, Huertas incluso lo llamó «viejo ingrato». El 28 de noviembre de 1904, a solicitud, el general Huertas presentó su renuncia como jefe del Ejército, lo que produjo la primera insubordinación del cuartel, total, pero sin efectos en detrimento de la estabilidad del gobierno. Posteriormente, el secretario Santiago de la Guardia disolvió el Ejército Nacional. La insubordinación militar se repitió el 9 de octubre de 1941, pues hay declaraciones del comandante Rogelio Fábrega en las que asume el rol de incitador del golpe que Ricardo Adolfo de la Guardia entregó al gobierno constitucional de Arnulfo Arias.

En la década de 1940, la jerarquía militar aparentemente sufrió estallidos golpistas. Primero, animó a los constituyentes a dar un golpe parlamentario al presidente Enrique Jiménez. Se perpetuó el golpe, hubo discursos y se colocó la banda presidencial a Henrique de Obarrio, cuñado de Remón, pero resultó ser un conspirador frustrado porque luego de la farsa, el comandante Remón se arrepintió de la locura escenificada. En segundo lugar, en 1949 la Policía Nacional derrocó al presidente Chanis y en 1951, por diversos motivos, se interrumpió el mandato presidencial de Arnulfo Arias.

Entre los actos preparatorios para el montaje de un cuerpo militar disciplinado ubicado en la antecámara de un Ejército tipo Somoza, en 1953 se aprobó una ley que dio el nombre de Guardia Nacional, como en Nicaragua, a la policía panameña. Fui uno de los pocos diputados que se opuso a la nueva nominación. En esos años, la Internacional de Espadas tomó el control de los gobiernos y ejércitos de dictaduras y las fuerzas policiales anudaban cada vez más sus lazos. Llegó a Colombia una misión de la Guardia Civil franquista, en la época de Laureano Gómez, y a Panamá llegó una misión venezolana del Ejército de la dictadura de Pérez Jiménez. Y nuestra policía de pitos y pitos recibió las peores lecciones de tortura y violación para recibir como saludos palos y patadas. Fue una de las enseñanzas de los técnicos venezolanos.

Estos antecedentes fueron armando el brazo y la mente del militar golpista de 1968, sin olvidar los estudios de posgrado en la Escuela de las Américas instalada en la Zona del Canal, donde se les lavó el cerebro con el más puro detergente psicológico para intentar expulsar lo democrático de él. . Hasta 1968, el sistema político panameño estuvo al mando durante decenas de años. Es lo que explica las constantes tiranías y guerras civiles que tuvieron lugar en esas naciones. El ritmo de la alternancia panameña fue interrumpido por la dictadura militar, que durante 21 años manipuló la existencia nacional a su gusto. El golpe militar de 1968 se produjo el mismo año en que la Asamblea Nacional tramitó un juicio político al presidente Marco A. Robles, acusado de transgredir el orden institucional en materia electoral. Luego de un proceso controvertido, la mayoría de los miembros de la Asamblea Nacional condenaron al presidente en el juicio y lo destituyeron de su cargo. De inmediato procedió a jurar a su sucesor, Max Delvalle. La Guardia Nacional, hasta entonces el poder real detrás del trono civil, no cumplió con la sentencia y de hecho impidió el funcionamiento de la Asamblea Nacional. Esta acción, contraria a la seguridad interna del Estado, tuvo el efecto de un golpe de Estado en el cuartel, tipificado en el Código Penal.

Como la Guardia Nacional no cumplió con el fallo de la Asamblea Nacional, las actividades del proceso electoral, cuyas elecciones se realizaron en mayo de 1968, se reiniciaron con relativa normalidad. El ganador de la abrumadora mayoría fue el candidato Arnulfo Arias. El nuevo presidente asumió el cargo el 1 de octubre del mismo año y 11 días después fue derrocado por los militares. Solo Pablo Arosemena, en el siglo XIX, duró menos o igual tiempo en el cargo presidencial.

“Como la Guardia Nacional no cumplió con el fallo de la Asamblea Nacional, las actividades del proceso electoral, cuyas elecciones se realizaron en mayo de 1968, se reiniciaron con relativa normalidad. El ganador de la abrumadora mayoría fue el candidato Arnulfo Arias. El nuevo presidente asumió el cargo el 1 de octubre del mismo año y 11 días después fue derrocado por los militares. Sólo Pablo Arosemena, en el siglo XIX, duró menos o igual tiempo en la silla presidencial ”.

Algunas personas han intentado justificar el golpe y alegan que varios diputados que asumieron el cargo el 1 de octubre de 1968 no surgieron de las urnas, sino de la voluntad imperativa del nuevo presidente. Este argumento no tiene la fuerza convincente para justificar el golpe, porque Arnulfo Arias era un candidato de la oposición y los afectados podían presentar su recurso legal ante los órganos electorales, cuyos jefes fueron designados por el gobierno saliente. Además, ¿qué norma constitucional otorga poderes a la Guardia Nacional para determinar el rumbo político de la nación, si ni siquiera debe ser deliberativo? Algunos líderes militares han aportado testimonios que pretenden justificar el derrocamiento. Arnulfo Arias, dicen, se entrometió con la Guardia Nacional y se le dio una respuesta de legítima defensa. Es tanto como sostener que la Fuerza Pública es un Estado intocable dentro de un Estado tocable. Se ha sugerido que el golpe militar se llevó a cabo para negociar e imponer un nuevo tratado «made in USA», considerando que el fracaso de los tratados de Robles se debió a las debilidades de su gobierno. Frente a este tipo de golpe, no faltan voces que avalan la conducta de los partidos, la responsabilidad de la subversión. En España, el levantamiento de Franco, según sus partidarios, se debió al exceso de partidos. Los partidos, dijeron, se suicidaron con su irresponsabilidad y Franco aprovechó el vacío de una política sensata y orientadora para iniciar una espantosa guerra civil. Sin embargo, 40 años después del régimen totalitario de Franco, se reeditó el mismo espectro político. Los mismos partidos y las mismas tendencias. Lo mismo sucedió en Panamá cuando murió la dictadura. Los «suicidios» resucitaron por completo. En consecuencia, no hay ningún argumento sólido para justificar el golpe de 1968.

Un golpe a un presidente 11 días después de asumir el cargo es insólito y quienes lo favorecen lo son porque responden a la deformación servil de dar a los militares el papel de árbitros de la vida pública y popular. Es la única arma que se puede ejercer en un estado de derecho.

En verdad, el 9 de enero de 1964 cambió el rumbo de la historia por el bien de la dignidad nacional y el 11 de octubre de 1968 también cambió el rumbo del país para desgracia de las instituciones democráticas del país.

Este artículo es parte de una conferencia publicada en la obra Testimonio de un tiempo, en 2009

EXPEDIENTE
Un ganador en el campo de los ideales de libertad:
Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia
Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé
Muerte: 14 de noviembre de 2008, Ciudad de Panamá
Ocupación: Abogado, periodista, docente y político.
Creencias religiosas: católicas
Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga
Resumen de su trayectoria: En 1947 inicia su vida política como dirigente estudiantil que rechaza el acuerdo de base Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y líder de la Cruzada Nacional Civil. Fue reconocido por sus múltiples defensas criminales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden Manuel Amador Guerrero, el Justo Arosemena y la Orden del Sol del Perú.