El sentimiento de “relegación” de los habitantes de las regiones rurales, muchas veces evocado durante crisis del tipo de los “chalecos amarillos”, no solo es alimentado por la lejanía de los centros administrativos, los establecimientos de educación superior o la escasez de transporte público. La calidad de los puestos de trabajo disponibles alrededor del hogar contribuye igualmente a este sentimiento, indica un estudio del Centro de Investigación para el Estudio y la Observación de las Condiciones de Vida (Crédoc) realizado por encargo de la Agencia Nacional para la Cohesión de los Territorios y publicado jueves 25 de mayo.

De más, «Además de la situación profesional y personal de los residentes rurales, son las características del mercado laboral local las que configuran sus percepciones»explican los autores de la nota, Eliot Forcadell, Sandra Hoibian y Lucie Brice-Mansencal.

Si las áreas rurales no corren un riesgo particular de desempleo o pobreza, los trabajos en estas áreas son en promedio menos calificados que en otros lugares, con menos puestos gerenciales y más puestos de trabajadores, menos seguros, con menos contratos permanentes, más el estatus de autónomo o agricultores. Y los salarios asociados son, en promedio, más bajos en este tipo de trabajos.

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El Crédoc cita algunas cifras: en los grandes centros urbanos, el 77% de los puestos de trabajo son indefinidos (CDI o titulares de servicios públicos) y solo el 6% son trabajos independientes. En áreas rurales «vivienda dispersa», estas cifras son respectivamente 53% y 23%. Si nos adentramos aún más en el campo, en las zonas rurales “hábitat muy disperso”los dos tipos de trabajos están representados por igual: 38% trabajos permanentes, 37% trabajadores por cuenta propia.

Palanca de valoración

“Los trabajadores de las zonas rurales tienen menos probabilidades de tener trabajos que ofrezcan algún tipo de seguridad para el futuro”, subraya el Crédoc. Las empresas locales también son más pequeñas, ofrecen menos oportunidades de desarrollo y probablemente menos instrumentos de remuneración adicionales que las más grandes (comités de empresa, participación en los beneficios, mutuas, prestaciones en especie, etc.). En efecto, los establecimientos de más de 10 empleados están ausentes en áreas rurales distribuidas, mientras que representan el 20% de los establecimientos en los grandes centros urbanos.

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Esta nota, si no es su objetivo principal, constituye en todo caso un poderoso argumento a favor de la reindustrialización de los territorios. La llegada de grandes empresas crea puestos de trabajo, muchas veces más cualificados que los de la logística, por ejemplo, y mejor remunerados. También traen consigo una población de gestores que pueden contribuir a mejorar la percepción que los vecinos tienen de la calidad del mercado laboral que les rodea.

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