Tarde muy lluviosa. Ambiente finlandés, frío, pero en una tierra que ama el atletismo. Estadio coqueto, en la pequeña localidad de Espóo: muy buena entrada. María Vicente concentró antes de su segundo intento. Ajustó bien la batida y realizó uno de esos triples brincos maravillosos, con vuelo, con elegancia, con suavidad, con soltura. 14.21. Un sobrebio salto, equilibrado, que le otorga directamente la medalla de oro en los Europeos sub23. La sueca Askag, segunda clasificada, aterrizaba en la arena medio metro por detrás de Vicente.

Vicente, atleta catalán en San Sebastián, entró a las órdenes de Ramón Cid en las pistas de Anoeta. El ex plusmarquista nacional ha sabido traerla de vuelta a la alta competición después de una importante lesión de cuádriceps, y lo ha hecho con paciencia, con progresividad, con inteligencia.

El triple salto español está en un momento dulce, en lo más alto. Los 14,21 de Vicente la sitúa en el ranking nacional por delante de otra grande del foso de arena, Ana Peleteiro. La gallega, medallista de bronce en los últimos Juegos Olímpicos, ha volado este año hasta las 14.13. Fue madre en diciembre.

Peleteiro, de 27 años, y Vicente, de 21, protagonizarán un gran duelo dentro de dos semanas en los Campeonatos de España. Están protagonizando dos grandes retornos, dos vueltas progresivas a la competencia. La gallega, tras su maternidad, y la catalana, tras su lesión en el muslo. Dos grandes talentos que esperan presentarse en el Mundial de Budapest. Faltan 35 días.

La otra triunfadora española ha sido Daniela García. La mallorquina dominó la final de los 800 metros con una excelente última vuelta. Ganó con decisión, con sabiduría táctica.