Como es sabido, el primer libro de cuentos de un autor panameño fue “Horas lejanas” (1903), de Darío Herrera (1870-1914), que recibió excelentes críticas en periódicos y revistas del continente de la época. Posteriormente, destacados autores como Rogelio Sinán, Renato Ozores, César Candanedo, Manuel Ferrer Valdés, Carlos Francisco Changmarín y Mario Augusto Rodríguez, entre otros, darían brillo y consistencia estética y humana a este género literario a mediados del siglo XX.
En las últimas dos décadas del siglo XXI, la historia panameña ha seguido creciendo, consolidándose y generando admiración por su variedad y logros, a pesar del aparente estancamiento de todas las actividades provocado por la pandemia, o quizás paradójicamente como consecuencia de su casi inevitable presencia. Sobre todo en el caso de las mujeres que cultivan este fascinante género literario. Solo en lo que va de agosto de 2021 han aparecido contribuciones narrativas de cuatro nuevos autores nacionales cuyos libros sin duda darán charla a la gente. Son Aileen Brown Solís (contadora; 1984) y Melissa Sánchez Salazar (doctora; 1979) quienes comparten el libro «Revelaciones» con 19 cuentos cada una. Asimismo, Zary Alleyne (abogada; 1970), con los siete relatos de su libro «Sinister Enchantments» y Doris Sánchez de Polanco «(profesora de español; 1960), con su relato» Piedra virgen: el regreso del ángel caído «, integraron por 19 textos de ficción.
Estas cuatro escritoras, a su vez, forman parte de una nueva antología que acaba de aparecer, que reúne por primera vez a 44 mujeres que publicaron su primer libro de cuentos durante los últimos 21 años de este siglo: «Ofertorio: Secuencias y Consecuencias . » En esta voluminosa obra, todos los autores elegidos tienen entre uno y tres libros de cuentos ya publicados. Con temas y estilos muy diversos, así como las muchas visiones del mundo que reflejan, las historias provienen de narradores de gran diversidad en edad y profesión. Desde Marisín González (1931), Danae Brugiati Boussounis e Isabel Herrera de Taylor (ambas de 1944), hasta jóvenes creadoras nacidas entre 1984 y 1995, como Annabel Miguelena, Lissete Lanuza Sáenz, Nicolle Alzamora Candanedo, Shantal Murillo y Diana Mayora.
Los cuatro nuevos libros que se estrenarán en 2021 han sido editados por Foro / taller Sagitario Ediciones y muestran la sensibilidad y variedad de la narrativa de ficción corta de nuestros escritores más recientes, que junto al trabajo de los narradores masculinos de la Actual y última siglo -el fenómeno está muy bien estudiado y documentado- representan la producción de ficción corta más abundante y variada de toda Centroamérica.
En este contexto, cabe señalar que las primeras escritoras de cuentos panameños que publicaron en 2000 son Melanie Taylor Herrera, Yolanda Hackshaw y Digna Valderrama. Asimismo, otros emergentes cuyo trabajo merece ser estudiado por su versatilidad, ingenio y garra son, entre otros: Érika Harris, Cheri Lewis, Gilza Córdoba, Ela Urriola, Isabel Burgos, Enithzabel Castrellón Calvo, Olga de Obaldia, María Laura De Piano, Rosalba Morán Tejeira, Eyra Harbar, Maribel Wang González, Blanca Montenegro y Lilian Guevara.
Y es que la mirada femenina -la interior y también la que percibe los entresijos que marcan la intrahistoria en la cotidianeidad del mundo- tiende a tener una diligencia muy particular en cuanto a su capacidad de diseccionar y demarcar, que se multiplica. cuando se trata de narradores ejemplares dotados para contar historias interesantes.
Sin embargo, si se piensa que «Terruñadas de lo chico», el primer libro de cuentos de un autor panameño, aparece en 1931 de la pluma de Graciela Rojas Sucre (1904-1992), y que no se vuelve a publicar otro de una mujer Subir 30 años después con “Yesca” de Moravia Ochoa López, es evidente que la incursión femenina en este género en Panamá es bastante tardía, aunque iban a aparecer otros excelentes trabajos de Ochoa López, Bertalicia Peralta, Griselda López, Rosa María Britton, Isis Tejeira, Consuelo Tomás Fitzgerald, Beatriz Valdés Escóffery y Giovanna Benedetti, entre otras, para mi gusto las nueve más interesantes. Pero es innegable que en ese momento eran pocos, cinco veces la cantidad y la calidad de los narradores masculinos, todos los cuales comenzaron a publicar durante el siglo XX panameño del citado narrador pionero Darío Herrera.
Sin la menor duda, los narradores son el principal factor permanente de la creatividad literaria en nuestro país, seguidos por los poetas; de ahí mi entusiasmo y solidaridad con este fenómeno cultural ya que en 2004 publiqué la primera antología al respecto: “Flor y nata (Mujeres narradoras de Panamá)”, seguida catorce años después, en 2018, de su continuación: escena (Recopilación de narradoras de Panamá: 2005-2018) ”, ambos con Editora Géminis. Hasta que, como ya se ha dicho, ahora tengo el honor de anunciar “Ofertorio: Secuencias y consecuencias (Mujeres narradoras de Panamá. Siglo XXI)”, obra en la que aparecen 44 narradoras emergentes.
Debo confesar que la primera persona en agradecer esta nueva muestra de talentos soy yo mismo, no solo por la calidad de sus escritos, sino por la cantidad en tan solo 21 años. ¡Buenas noticias para lectores sensibles!
Cuentista, poeta, ensayista, promotor cultural.